2. Everything is gonna be fine

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Al día siguiente, después de pasar tal vergüenza con aquel desconocido, Harry llegó bien temprano como de costumbre a la oficina. Presentía que sería un excelente día para él, no tenía que fingir ser alguien que no era, no iba a estar rodeado de gente ultra millonaria que lo iban a observar de forma despectiva, ni mucho menos volver a ver a los Malfoy. Aunque en realidad ahora que lo pensaba... Solo logró ver al hermano mayor junto a su madre. No tuvo la dicha de conocer al menor de ellos, al contrario pasó la mayor vergüenza de su vida con un completo desconocido. Aunque estaba bien, ¿no? No lo volvería a ver.

—Buenos días, Harry —saludó su compañero de trabajo.

—Buenos días, Seamus. ¿Todo en orden?

Seamus era uno de los abogados de la empresa, quien siempre andaba rondando por ahí sin trabajo que hacer. Generalmente sus horas de trabajo empezaban después de las dos de la tarde, donde los accionistas se reunían y comenzaban a dar ideas para innovar. Claro que todo tenía que estar bajo supervisión de un abogado para saber que todo sería legal. Mientras tanto, las primeras horas de la mañana las aprovechaba para coquetear con cuanta persona bonita se le cruzara. Eso incluía a Harry en su lista.

Cabe aclarar que Harry y él tenían una buena relación de amistad, después de todo Seamus fue quien lo había recomendado a la empresa una vez que terminó con los estudios en la universidad. Harry siempre fue uno de los mejores de su clase.

—Todo bien. ¿Qué te parece si te invito a un cafecito de la cafetería? Este clima lo apetece.

Harry arrugó el rostro y negó.

—Sabes que odio el café —contestó, haciendo una mueca de disgusto, a lo que Seamus rió.

—¿Ni porque soy yo quién va a invitarte? —sonríe coqueto.

Seamus era así con todos. Al menos con los que él consideraba una bella pieza de arte. Harry era su amigo, pero eso no evitaba que le diese cumplidos de vez en cuando o tratara de seducirlo. Por supuesto Harry dejó en claro desde el principio que no estaba interesado, pero el chico era así. Su filosofía era que todo lo bello merecía ser apreciado. Y por supuesto así era como se llevaba a la cama a varios de la empresa.

—¿Qué pasó con el chico de ayer? ¿Lo abandonaste ya? —Harry enarcó una ceja mientras se cruzaba de brazos, divertido.

—No me los vas a creer pero... ¡Él me abandonó a mí! ¿Cómo es eso posible? Nadie me rechaza... Excepto tú, claramente —Seamus dramatizó un poco mientras ponía una mano en su pecho—. ¿Qué haré, Harry? No lo conocía muy bien pero me ha dejado con él corazón roto.

Harry soltó una carcajada. Casi siempre era al revés, él era el rompecorazones.

—¿Y qué puedo hacer yo?

—Dame cariño, necesito cariño de alguien —dice con los brazos extendidos—. Un beso estaría bien.

—Ni lo sueñes.

—Por eso digo que no... —Seamus se dio por vencido mientras daba unos pasos hacia atrás, suspirando profundamente.

Harry se sintió mal por él, aunque sabía que pronto iba a conseguir una nueva presa y lo llenaría de flores y dulces con tal de tenerlo en su cama. Lo cierto es que después de todo era su amigo, y no era tan desalmado para negarle una salida.

—... Podía considerarlo si me invitas a un té verde. Si quieres ganarme, cómprame té, mucho té —sonrió amistosamente mientras lo codeaba.

—¿Y después viene el beso?

Harry agarró un folder que tenía en su escritorio y con el golpeó su cabeza. Un golpecito suave puesto que sólo eran hojas y papeles. A lo que Seamus solo soltó una risita.

Who are you in the dark? (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora