•Cap 2~

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—Adentro. —es la demanda del mayor cuando lo empuja hacia el cubículo más cercano, cayendo Felix sobre la tapa.
Minho lo mira desde arriba, superior y sensual, cuando se saca la chaqueta y la deja caer al suelo.

—¿Qué haces?

—Cállate. —Minho no tiene vergüenza en que el contrario se dé cuenta de la reacción de su cuerpo, incluso un poco orgulloso Felix de haber provocado una erección en el contrario, obteniendo el comienzo de la propia al sentarse Minho sobre sus piernas.

Se besan, tanto y tan fuerte, tan húmedo y prohibido que el pensar en lo que hacen les sube el lívido por los cielos, chocando sus labios, sus caderas buscando la fricción ajena y gimen, sin freno ni pudor. Minho le besa el cuello, le pasa las manos por el pecho y la espalda, le araña la piel y le muerde las clavículas, marcando a su gusto la nívea piel del menor, quien echa la cabeza hacia atrás, presa del placer y lleva sus dedos al pantalón del mayor.

Un gemido ronco es su respuesta, un sí implícito que hace a Felix sacar el botón del ojal y bajar el cierre, antes de seguir con el propio. Minho se entretiene en su cuello, en sus hombros, le saca la camiseta y sigue con la suya, después de susurrarle un "nos vamos a ensuciar" a Felix que le sabe a gloria.

Minho se pone de pie, sus pantalones a mitad de sus glúteos y la firme y húmeda erección aprisionado bajo la tela blanca, reclamando atención al ser liberada, la rosada punta bañada del preseminal, Minho ondea sus caderas hacia adelante y atrás rodeando su miembro.

Felix traga saliva, se levanta apenas lo suficiente y baja con cuidado el elástico, ante la mirada fija de Minho en sus movimientos. De pronto demasiado cohibido, se detiene antes de bajarlo por completo.

—No es buen momento, Lee.
—Minho no detiene el suave vaivén sobre el cuerpo

—Lo sé, es solo que... Nunca, yo...

—Entiendo. —Minho se acerca, con cuidado y sus ojos fijos en los ajenos, brillantes. Rodea la cadera del menor con sus piernas, erguido sobre su pecho mientras libera de a poco el miembro erecto de Felix.
—Yo tampoco.

Felix gime al sentir la mano de Minho rodear ambas erecciones, una dulce y caliente fricción que los embriaga y sabe tan bien, se siente tan bien. Es el mayor quien se mueve primero, empujando hacia arriba, rozando deliciosamente contra Felix quien le muerde los labios y afianza de los costados del cubículo. Cuando el mayor de ambos le sujeta el cabello desde atrás, es el delirio, el infierno mismo revestido de ardiente tentación, nuevas sensaciones abrumadoras que lo atascan por completo nublando sus sentidos.

Pero no todo podía ser tan bueno.

—¿Lix? —llama a alguien desde el otro lado de la puerta, dando toquecitos insistente que le disparan la migraña a un frustrado Minho. El mayor suelta un quejido ronco, levantándose de golpe y dejando a Felix sinceramente descolocado y todavía en el limbo. —¿Está todo bien ahí?

—Arriba. —Minho se sube a tirones la bragueta, acomodando la camiseta a cuadros abierta sobre sus hombros que ha recogido del suelo, lleva en el antebrazo la chaqueta de cuero. Felix no le responde. —¡Qué te muevas! Llegó tu mami a buscarte.

Con una patada abre el cubículo, frustrado, molesto y claramente harto de toda la mierda que lleva y qué recientemente pudo aceptar (de alguna forma bizarra) en voz alta, para que llegara este Bang Chan a cagarle el palo. Literalmente.

Felix se revuelve con hastío el cabello, poniéndose de pie después de dos torpes tirones de su pantalón para cerrarlo en torno a su cadera, se agacha torpemente y recoge su camiseta estampada, antes de ponérsela a tirones, abrumado, y salir, visiblemente consternado del cubículo.

Rude Boy • [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora