Capítulo 11

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-¿Cómo se te ocurrió? -Regañó Anne a Harry, estaba enojada, pero más que todo, decepcionada.

-¡Nos mentiste! -Exclamó Adelaine.

-Déjenme despejarme la cabeza. Luego les explico todo. Lo siento.

Harry salió del granero, con la mirada al frente y con la cabeza llena de confusiones. Todo esto era un lío, Louis siempre hacía eso, lo volvía loco con cada cosa que hacía.

Llegó a su casa quitándose la corbata, buscó con la mirada al ojiazul, a ver si estaba por algún lugar, al no verlo en la planta baja, creyó que se encontraba arriba, así que subió las escaleras rápidamente.

Pero, para su sorpresa, tampoco estaba ahí. En su lugar, se encontraba un vestido en la cama, el ramo de rosas y el distinguido collar, a parte de una nota, pegada a un escrito.

El rizado la quitó, la desdobló con rapidez, leyó lo siguiente:

"Tenías razón. Este libro es muy especial. Mentí, porque si lo publicaba te perdía de asistente ... pero tienes buen ojo. Lo compraremos antes de que me vaya. Que tengas una vida fabulosa. Te la mereces. Atte. Lou."

Por la puerta, entró un joven, uno de estatura alta y cabello rubio, Ryan observaba al más alto leer una nota, una que seguramente había dejado el inglés.

-Caramba. Que locura. La gente va a hablar de esto para siempre.

El de rizos solo lo confirmó, diciendo "sí".

-¿Estás bien? -Preguntó el rubio.

-Sí. -Pero mientras seguía viendo la nota, su respuesta cambió-. No. Me siento ... ¿Sabes cuál es el problema? El problema, es que este principito... es una ladilla gigantesca. Primera sale con que se va. Eso lo entiendo. La boda fue un fraude. Era estresante. Pero luego, me deja esta nota. Porque no tiene la decencia, la humanidad para decírmelo a la cara. Tres años. Tres años ... Trabajé para este terrorista. -Apuntó a la nota en su mano- ¡Nunca tuvo nada bueno que decir y luego escribe estas tonterías!- Arrugó la hoja, luego la aventó al suelo.- ¡Habíamos hecho un trato! -Ryan siguió intentando llamar la atención del hombre, pero no hacía caso-. Perdón, perdón, es que ... es que me vuelve loco.

-Sí, ya veo. ¿Vas a dejar que se vaya?

El cerebro de Harry hizo clic, sabía que tenía que tomar una decisión importante en esos instantes, porque, lo que decía Ryan era cierto, tenía que luchar por su Lou.

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En el bote, Louis observaba el agua, sentía la brisa llegar a su rostro, la bufanda que traía alrededor de su cuello (de Harry) se movía con el viento. Su maleta se encontraba a su lado, en la orilla.

Ya iba a regresar a Nueva York, empacaría todas sus cosas, guardaría las de su oficina y se iría en el primer vuelo a Inglaterra, o bueno, eso es lo que consideraba, tenía que preguntar primero.

Fue lindo mientras todo duró. Se colocó sus lentes e intentó sonreír.

-Entonces, ¿Ahora qué?

-En vista de que accedió a irse -dijo Gilbertson-, todo se vuelve más civilizado. Ya que aterricemos en Nueva York, tiene 24 horas para irse a Inglaterra.

Louis asintió, mientras el bote seguía avanzando.

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Harry estaba afuera, bajó unos escalones y pasó por en medio de su madre y abuela.

-Harry, ¿Qué pasa? -Pregunta Anne, mientras veía avanzar a su hijo rápidamente.

-Necesito hablar con él -dijo el ojiverde.

La Propuesta (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora