Rosas.〔 yoonmin 〕

09:

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Ya había pasado una semana, el omega iba y venía del hogar Kim, pero no le decía nada a su pequeño todavía. Primero se aseguraría de que su alfa se encontrara bien y luego los presentaría.

Ese cambio repentino lo tenía entusiasmado, perdido y sin creencia. Estaba tan acostumbrado a la ausencia de Yoongi que ahora que lo tenía frente a él le parecía surrealista poder tocarlo, hablarle o siquiera mirarlo.

Oh, ni hablar de su lobo; aquel lobino disfrutaba en demasía todas las veces que veía a su alfa.

—¡Papi!

El grito de Jihoon lo hace reaccionar, sacude su cabeza y mira a su costado, donde su pequeño estaba tironeando de su ropa para llamar su atención.

—¿Hoy iremos nuevamente a la casa de tío Tae?

Porque sí, desde aquella noche iban casi todos los días a visitar al omega Namjoon y a su alfa. Como respuesta le sonríe calidamente y da un asentimiento de cabeza.

—Claro que si, Jihoonnie. —hace una pausa, relame sus labios y, vacilando, vuelve a hablar,— ¿Jihoonnie, qué opinas de ver a tu papá alfa?

Ve la enorme sonrisa que se posó en el rostro de su cachorro, su corazón se siente pesado ante la efusividad.

—¿Ya vino? ¿Esta aquí? ¿Cuando podré verlo?

—Si, ya está aquí. Pero vino herido, se está recuperando por lo que pronto vendrá.

Luego de aquella charla, Jihoon sale corriendo contento hacia su habitación; Jimim ríe negando con la cabeza, feliz de ver a su pequeño ser él mismo.

[...]

En dos semanas más, Yoongi ya se encontraba recuperado y parado en la puerta de la casa de su omega. Era viernes, estaba atardeciendo y sabía que debía tocar la madera frente a él.

Pero los nervios de ver a su cachorro por primera vez desde que se fue, le ganaba. Él había estado en todo el embarazo de su omega, al igual que cuando nació su pequeño; sin embargo, solo pudo estar cinco meses junto a ellos.

Lo habían invocado para ser parte del ejercito ya que en esos momentos se avecinaba una presunta guerra con los japoneses; claramente al no poder negarse, tuvo que despedir con el corazón roto a su pareja e hijo.

Sabía toda la tristeza que su pareja pasó en su ausencia gracias al lazo, pero tampoco podía hacer algo para calmarlo ya que debía estar atento a cualquier movimiento que se escuchara o viera por parte del enemigo.

Él no creía que se extendiera tanto, tampoco que cuando al segundo año de ello, unos soldados lo raptaran para tenerlo retenido siendo golpeado por no cooperar a traicionar a su país.

Sale de sus recuerdos, dándose el valor  toca con fuerza la puerta frente a él en tres toques. Solo le basta unos minutos para ver una pequeña figura en el ventanal, ya que aquel niño se había asomado para ver de quien se trataba.

Enseguida el niño desaparece y la puerta es abierta, donde el cuerpo de su omega es visto cargando al niño.

—Yoonie...

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Pronto llegará el final, estén atentas/os.