Tuvo que llevarlo de compras. Sus amigos habían vuelto acercarse, después de ser perseguidos por el menor la noche anterior.
Realmente era un niño lleno de energía.
-Pa, dulce.
-Aizawa-sensei dijo que no debía darte dulces, y Denki ya te dio uno hace un momento- explico, caminaban hacia la farmacia. Quería comprar nuevas vendas y demás cosas que en este momento no quiero explicar.
Entro con el niño frunciendo el ceño, lo dejo ser y caminaron hacia el pasillo de vendas. Luego lo soltó y este desapareció de su lado en un abrir y cerrar de ojos.
Tuvo tres mini-infartos antes de tirar las pequeñas cajas y empezar a buscarlo por el lugar, no era grande y la puerta no había sonado ni una vez, seguramente estaba en alguno de los pasillos.
Quizás en el de agujas y cosas peligrosas, pensaba en su pánico.
. . .
..
-Pa.
Un niño pelinegro tomaba su pantalón y le veía con una sonrisa y ojos lloros. Se alejo de lado, y el niño se acerco, dio otro paso lejos de él y el infante se abrazo a sus piernas mientras reía, como si pensara que era un juego.
-Aléjate- dijo, acercando su mano a su cabeza, se detuvo. No podía hacer eso, Kurogiri le había prohibido hacer eso, al igual que sensei -No me gustan los niños.
El niño le vio detenidamente, y de inmediato empezó a lagrimear. Cuando quiso salir de ese lugar escucho una voz conocida tras de él.
-¿Estas bien? Lo siento tanto no me di cuenta, no llores tranquilo.
-.....Pa- lloriqueo el niño que hace un momento le había abrazado. Se volteo y vio sorprendido al niño pelinegro abrazar al chico pecoso que lo alzaba y daba palmaditas en su espalda -¡Pa no gusta!
-Eh ¿No gusta? ¿Qué no gusta?- pregunto, sin poder verle el rostro al niño. Entonces pareció notarlo, se acerco con una sonrisa nerviosa y bajo su cabeza -Disculpe, por los inconvenientes.
-...¿Es, tuyo?- Usaba la capucha junto con una mascarilla, por lo que no le preocupaba ser reconocido, lo que le preocupaba era el nerviosismo del joven ante su pregunta -Ya veo.
Volvió a dar la vuelta para marcharse, pero en ese momento fue jalado de regreso. Era el niño pelinegro que continuaba llorando, parecía mas calmado, como si supiera que no debía hacer un escandalo.
-Pa- le dijo, separándose de Izuku y extendiendo sus brazos hasta lanzarse hacia él, logrando que el peliverde que le sostenía se tambaleara en su dirección.
-Lo siento, no se lo que tiene- Midoriya apenas y le vio, parecía preocupado por causarle problemas. Estaba muy cerca, tan cerca que casi podía hundir su nariz en sus cabellos. No dijo nada y movió sus manos hasta sostener al peliverde que le evitaba nerviosamente.
-Esta bien- susurro, acercándose un poco mas para evitar que tambalearan. Midoriya le sonrió agradecido y volvió su vista al menor que hipaba sobre su hombro.
-¿No quieres decirme lo que sucede?- pregunto al niño que no le veía. Su voz era muy suave, muy calmada, era la primera vez que le escuchaba esa voz tan amorosa.
De alguna manera se sintió mal.
Fue en ese momento en el que el niño se separo y le quito la mascarilla sin que pudiera evitarlo, todo por haber bajado la guardia.
-¡Pa!- grito. Su corazón estaba detenido. Midoriya le veía aterrado mientras el niño continuaba con esos ojos verdoso llenos de lagrimas, pidiéndole algo que no entendía.