CAPÍTULO 4: La "Lluvia"

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Era demasiado aterrador por tomarlo de esa manera, pero juro que sentía algo, alguna presencia, sentía un vacío.
Decidí dejar de pensar y observar la bonita naturaleza en este caso a oscuras que tenía en frente de mi, todos los árboles y demás hierba que se podía ver pasaba demasiado rápido, así que básicamente solo se observaba a lo oscuro, decidí bajar un poco la ventanilla del carro para tomar aire y dejar de pensar en cosas negativas, el aire era bastante frío, parecía como de cementerio de repente me empezaron a caer gotas y pues pensé que estaba lloviendo, me mande la mano hacía mis mejillas ya algo empapadas por la poca lluvia que caía pero al ver mi mano estaba roja ¿Qué? ¿Roja? Cogí mi teléfono y me entre a "cámara", mi cara tenía manchas rojas.

-Ma...Mamá.

-¿Qué pasa Cariño?

-Mírame

-Cloe!! Que hiciste?

-Nada Mamá, empezó a llover pero llovía rojo.

-Toma limpiate.

Me dio unas toallas húmedas a lo que empecé a limpiarme, no podía hacer tipo preguntas por que mi papá estaba algo enojado y no quería que mis hermanos despertarán.
Cerré la ventana y seguí mirando hacia afuera, miraba el bosque, pero también hacia el frente cuando de repente una silueta de una chica supongo con vestido apareció en el camino, pero no era en el camino, si no más en la orilla de la carretera.
No se si mis padres no la vieron o simplemente la ignoraron, pero esperen...
El auto paso rápido por el lado de la chica y no, era ella, la recepcionista del hotel, juro que era ella, tenía su vestido blanco y estaba sonriendo, su grande sonrisa estaba, pero estaba manchado de rojo o eso pensé, no pude ver bien por la velocidad del auto.

-Ma...Mamá

-Dime Cariño

-¿Viste la mujer?

-¿Que mujer Cloe?

-Mamá no me mientas, la ignoraron ¿no?

-Cloe, de que mujer hablas, si la hubiéramos visto le hubiéramos brindado ayuda.

Dejé de mirar a mi madre y decidí mirar por la ventana, en unos kilómetros más adelantes había una parada, no se que era, tal vez una gasolinera o una tienda.
Mi papá le decía a mamá que iban a hacer una parada para llenar el auto de gasolina, mi mamá despertó a mis hermanos mientras yo seguía mirando por la ventana.
Nos bajamos del auto y si, era una gasolinera y una pequeña tienda, tenía un poco de hambre así que decidí ir a comprar unas barras nutritivas que mi mamá me daba antes de ir a la escuela.

-Mami iré por unas barras nutritivas.

-Esta bien cariño, no te demores.

Dejé a mis hermanos y caminé hacia la tienda, no había nadie obviamente a esas horas de la madrugada.

-¿Hola? ... ¿Hay alguien?
Pasaron unos minutos hasta que alguien respondió muy al fondo.

-¿Vas a comprar algo?

-Amm.. Si, unas barras nutritivas.

-Pasillo 2, para pagar que sea en efectivo y preciso, no tengo cambio y debes venir hasta la caja.

Seguí las ordenes que la personas que había al fondo me dio, cogí 6 barras, costaban 1 dólar  cada una, ella dijo que no tenía cambio así que me tocaría darle lo que llevaba, por cierto, llevaba 7 dólares.
Cogí mis barras y seguí las rayas rojas del piso para llegar a lo que se supone que era la caja.
Era una chica, demasiado joven y algo atractiva, su cabello era naranja con rayos tipo azules, sus ojos eran cafés muy cafés, tenía pestañas postizas estoy segura, su labial en sus labios era muy rojo, como dije era muy atractiva para estar en una tienda a estas horas de la madrugada ¿No temía que le hicieran daño?

-Son 6 dólares.

Entregué lo que tenía en mi mano.

-No hay cambio niña.

-Esta bien, déjalo así.

-¿Que haces a estas horas por acá?

-Amm.. Bueno mis padres decidieron viajar por motivos personales.

-Claro, por que te mandan a esta tienda sola.

-Ellos me están cuidando desde el frente.

-Como te llamas

-Ohh.. Cloe, Cloe Roswell.

-Bueno, larguesen los más rápido que puedan.

Me impresionó la actitud de la chica, bueno no me dijo cual era su nombre.
Mientras caminaba el pasillo me di cuenta de que le dije mi nombre y apellido a un desconocido mientras nos "escondiamos" de alguien que nos quería hacer daño.
Salí lo más rápido que pude, al final de la tienda había una expendedora de bebidas, miré rápidamente y vi un reflejo, pero no fue un reflejo cualquiera.
Era ella, la recepcionista, vestida de negro con esa grande sonrisa.
¿Estaba alucinando?
Volví a ver la expendedora y no, ya no estaba, posiblemente la falta de sueño me estaba afectando, llegué al auto donde ya todos estaban esperándome para continuar nuestro viaje, faltaba poco para llegar a Seattle.

Los ROSWELL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora