Dónde los sueños llegan descalzos y despeinados a ninguna parte.

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Este sentimiento es embriagador;

Adictivo.

Lo admito:

Tengo miedo

A que te pierdas

Y que nunca encuentres el camino de vuelta a mí.

—Estoy bien sola, no necesito de nadie.

—Está bien que no necesites de nadie.—

Los nervios me carcomían

pero por fin me atreví a hablar.

—Pero me tienes a mí. Necesito de ti.—

Creí que el mundo se me caía encima,

pero logré sacar fuerzas y confesarlo -confesarme-

—No quiero que te alejes, mi alma solo conoce la paz a tu lado.

Jamás creí ser tan valiente para admitirlo.

despiertas en mi el deseo de ti que no sabía que guardaba.

Eres capaz de hacerme llegar al cielo

tanto como dejarme caer desde allí.

Una vez,

En la penumbra de la noche,

Alumbrada por la luna fosforescente.

Parecía un farol

De tan fuerte que la luz penetraba iluminando tu rostro

Su luz grisácea hacían parecer tus ojos de un color

Mágico.

Sí, mágico.

Entonces, rompiendo el silencio tajante

Te atreviste a preguntar:

—¿Por qué yo?

Fue la gota que faltaba para llenarme de valentía. 

Y sí tus palabras no me hubieran espabilado,

Jamás te hubiera dicho lo

Que pensaba de ti desde la conexión entre nosotras se hizo palpable.

—Busqué a alguien que me haga feliz,

Y te encontré hace tanto que no recuerdo que es estar triste—

Sonreí, pero tú seguías muy seria.

Me aventure a continuar,

Pensando delicadamente que decir.

—No trates de arrojarme a otras chicas

Por qué yo solo te quiero a ti.

Así que no me digas a quien debo elegir.—

Me volviste extrañamente adicta a todo lo que te concierne,

En todos los sentidos.

Mi corazón estaba golpeando en contra de mi pecho,

Que sentí que se me saldría por la boca en cualquier momento.

Pero sin embargo,

Estabas muy callada.

Entonces, luego de un largo e infinito instante;

Hablaste:

—Sólo me quieres por el deseo carnal que avivo en ti.

Creo que aún no te queda claro,

Así que seré más insistente y directa.

—Te quiero de todas las maneras,

Hacerte el amor es una de ellas.

Quiero querer cada pedacito de tu piel,

Para conocerte bien.

Me gustas de todas las maneras que hay

Y que faltan por inventar.

Jamás me había sincerado tanto.

Me sentí tan vulnerable

Tan pequeña y frágil.

Te besé para ocultar mi veracidad,

Y te quise como nunca,

Tus labios me recibieron con calidez,

Con reconfortante ímpetu y sentí que me sobraba la ropa,

 Las palabras.

Y aquí estamos.

Siendo ateas pero confiando ciegamente en el amor.

Jugando con el cabello de la otra;

Perdiéndonos en el espacio-tiempo

Al que yo a menudo lo reconozco como tus piernas

Perdiéndome en el mar infinito,

Nadando entre tus lunares y diciendo adiós a la cordura,

Apropiándome de tu manos, y desembocando en tu pelo.

Concédeme la duda 

y bailemos

Permíteme está pieza.

Bailemos juntas esta ajena melodía llamaba «vida»

Que aún somos muy jóvenes para hablar de la muerte

Y muy ingenuas para hablar de un para siempre.

Yo no quiero que me prometas nada,

Quiero que mis ojos sean una promesa inaudible:

Este brillo que salta al instante de nuestras miradas se encuentran,

cargan tu nombre, 

Cargan tus esperanzas silenciosas,

Cargan los secretos que no me haz dicho

Y están dispuestos a iluminarte el lugar si alguna vez lo necesitas.  

El baúl de los enigmas - del romance y su comediaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora