Obsesión.
Es la única palabra que puede describir lo que Guido siente por aquel chico castaño, de piel blanca y lindos ojos cafés.
-¡Estas en una obsesión! -exclamo Temo con miedo-
-¡Cállate! Cuahutémoc, solo cállate, yo en verdad te amo, por eso es...
Entro al departamento, deje las llaves en la mesita que estaba cerca y me adentre al comedor, dónde se encontraba toda mi familia.
—Oh...¿Me perdí de algo? —cuestione con duda—
—Para nada, mi Temistocles, ¿Cómo te fue con el Diegochas Popochas? —cuestiono Papancho—
—Bien, estuvimos hablando un rato y eso me ayudó demasiado. —sonreí levemente—
Unos segundos después, el tono de mensaje sonó. Saque mi celular observando el número desconocido.
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Sonreí al saber de quién se trataba, se trataba de aquel chico con el que tropecé dos veces.
—¿Paso algo, mijo? —preguntó mi Papancho—
—Hice un nuevo amigo, me mandó mensaje. —fue lo único que respondí— Iré a bañarme, estoy cansado y mañana debo ir a la escuela, así que dormiré para tener energías.
—¿No vas a cenar? —cuestiono mi Papancho nuevamente—
—Comí algo con Diego, así que no te preocupes. ¡Nos vemos mañana! —y sin más me fui de ahí—
Me adentre a mi habitación, para después recostarme en mi cama.
+52 238 228 1254
Hola, ragazzo!
Cuauhtémoc
¡Hola, Guido!
Creí que no me mandarías mensaje, pero que bueno que lo hiciste.
Guido
Claro que te iba a mandar mensaje!
¿Por qué no le mandaría mensaje a un chico tan lindo como tú?
Cuauhtémoc
¿Mesetascoqueteando? JAJANSIAK. No, amm no lo sé, simplemente creí que solo bromeabas con lo de salir algún día.
