Prólogo

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Vacía.

Moon se sentía vacía, y nada podía remediar esa sensación.

Eran las 2:00 AM y por más empeño que pusiera no conseguía conciliar el sueño. Ni el más suave canto de Jigglypuff lograría dejarla somnolienta.

Pfff... Moon talló sus ojos varios segundos y acto seguido se volvió a recostar en otra posición diferente, pero nada, no lograba estar cómoda bajo ningún concepto— Por Arceus...

Sin demasiadas opciones en mente se levantó y se dirigió al baño sin hacer demasiado ruido, no quería despertar a nadie.

Ya iban varias noches así, y aunque intentará diferentes soluciones el resultado siempre era el mismo: Dormir dos horas y realizar sus labores como campeona de la región solo con eso. Si alguien le hubiera dicho que ese título le exigiría tanto desgaste físico y emocional quizá se lo habría pensado dos veces antes de aceptarlo así sin más.

Pero eso no era lo que la abrumaba.

No, no era eso.

Listo. —Cuando terminó de lavarse la cara con agua fría Moon regreso a su habitación— ¿Decidueye? —Quería burlar el sueño de su madre y Meowth, pero burlar el de Decidueye era imposible, ¿Cómo iba a evitar los agudos sentidos de una ave nocturna?

Su pokémon no dejaba de mirarla con preocupación, él mejor que nadie sabía cómo estaba su entrenadora.

¿Qué? Estoy bien, tranquilo. —La expresión del pokémon no cambió— Bueno, igual y solo tengo un poco de insomnio. Decidueye cada vez se veía más incrédulo— ¡Bueno, está bien! ¡No me siento bien! Argh.

Moon se sentó bruscamente en el borde de su cama mientras cubría su rostro con las palmas de su mano. Decidueye por su parte salió del rincón en el que se encontraba y se acercó a ella buscando hacerla sentir mejor.

Ah... —Solo un suspiro fue lo que pudo escapar de sus labios— Lamento tratarte como idiota Decidueye, debería dejar de subestimarte después de todo lo que hemos pasado.

Combates, peligros, aventuras, retos, esos dos lo habían visto todo. El recorrido insular no había sido fácil.
Deshacerse del peligro que los Ultraentes y Necrozma significaron tampoco había sido sencillo, pero a pesar de todo habían logrado salir adelante, lo cierto es que sin sus amigos nada de eso habría sido posible.

El profesor Kukui, la profesora Burnet, el Kahuna Hala, Sophocles, Kiawe, Mallow, Lana y demás personas habían sido grandiosos compañeros. Sin embargo con quiénes estaba más agradecida era con Gladion, Hau, Nebby y como no... Con Lillie.

Hmmm... —De solo pensar en Lillie una sensación extraña invadía su estómago y mente— ¿Eh? ¿Qué? —Decidueye había cambiado su expresión seria por una más burlona, Moon no tenía idea que se había sonrojado, pero no estaba de humor para darle importancia a las tretas de su amigo.

Lillie y Moon habían vivido muchos momentos simbólicos juntas, como cuando Moon protegió a Nebby de los Spearow en el puente de las Ruinas de la Guerra y la posterior intervención de Tapu-Koko, todas sus investigaciones para saber el origen del pequeño Nebby, el viaje al Ultraespacio en busca de Lusamine, y como no, la celebración de su victoria y ascenso al campeonato.

Sin dura eran momentos que la marcaron, pero, ¿De qué manera? Ni siquiera ella sabía cómo explicarlo, solo sabía que cada recuerdo que tenía con Lillie eran de los más bellos desde que llegó a Alola.

Pero ahora la rubia estaba lejos, muy lejos de ella, y solo se comunicaban mediante cartas de vez en cuando.

Moon lo reconocía, ella la extrañaba mucho, tenía un par de recuerdos de ella, como un peluche, algunas fotos, y como no, a Nebby, quién ahora era un poderoso Solgaleo.

Hey Lillie. - [Pokémon] [MoonxLillie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora