10 Things I Hate About You (SherlockAU!)

Y que me hagas reír...

N.A: Holaaaaaa :> Miren, ya ni me voy a defender jajaja.
AMO ésta historia y deben saber que si no he sido constante es porque he estado trabajando mucho en ella. Aunque la lean como 4 personas jsjsjs. ❤️ Me ayudaría mucho si se la mostraran a una amiga o algo así. No lo sé, como quieran. ❤️

La canción de éste capítulo no es de los noventas, pero tiene la característica de ser escuchada y admirada en todas las épocas, incluso en la actual.

Quiero hacer más comedias románticas con el #SherlockAU! Pero no lo sé... ¿Lo leerían?
En fin. Muchas gracias por leer, espero que lo disfruten. ✨💞
(Créditos de la portada a quien correspondan)

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Una de las peores cosas en la vida es ese horrible sentimiento de cuando se planea algo pero simplemente eso no sale como se esperaba.
Eso le ocurrió a nuestros protagonistas, quienes caminaron juntos hasta esos famosos museos de Canterbury sólo para encontrar que estos estaban cerrados a pesar de ser un muy buen sábado.

Siguieron caminando, sin saber que más podían hacer y después de unos minutos, estaban convencidos en tomar un taxi y regresar al día de campo.

Sin embargo, John olvidó esa posibilidad cuando encontró un enorme negocio de juegos de acardia, en un punto concurrido de High Street.
John adoraba esos juegos y de inmediato le expresó su emoción a Sherlock.

— ¡Entremos Sherlock! — se plantó frente a él, sacándole un pequeño susto. — Amo al Capitán Comando. —

Sherlock miró muy confundido a aquel lugar y no encontró ni una sola cosa que admirar de allí.
No comprendió lo que John quería y eso lo confundió todavía más.

— Yo no acostumbro los juegos de video, John. — le dijo después de leer el nombre del negocio.

— ¿En serio? — a John le sorprendió que un chico de esa edad y en esa época confesara tal cosa.

Sherlock asintió muy seguro de que odiaba tales cosas, aunque en realidad jamás se había acercado a algo parecido a una consola o una máquina como las que estaban en el lugar.

— Pues te enseñaré. — John le sonrió, tomando sus manos. — Es mi cita ideal. —

— Creí que la aventura de los cazafantasmas era tu cita ideal. — recordó Sherlock.

— Cualquier cita contigo es mi cita ideal. — comentó el otro, para convencer al más alto.

Después de hiperventilarse por aquellas palabras, Sherlock asintió sin más. John besó sus manos, tomó una y lo llevó con él hasta entrar en aquel negocio.

Al estar dentro, a Sherlock le pareció un poco repulsivo. El lugar no tenía bastante iluminación, había niños y adolescentes invadiendo todo, comida en el suelo, gente comiendo, gente riendo, gente gritando y llorando. Nada ahí encajaba con la belleza de Canterbury y eso era lo que le molestaba a Sherlock, o quizás sólo le desconcertaba presenciar la felicidad de las personas.

John caminó con Sherlock hasta el encargado, en donde le dieron cambio de diez libras para que pudieran usar las máquinas que quisieran con monedas.