El reino de Charlotte ha iniciado la guerra celestial contra Underland, una guerra que definirá el futuro de ambas naciones, solamente el amor por la patria podrá asegurarles la victoria.
Lugar: Reino de Charlotte, Makenko. 12 de Diciembre Año 1810
Dos años habían transcurrido, Masato finalmente salía de prisión debido a un decreto que recién había firmado la Reina Charlotte que ordenaba la liberación de los criminales que habían sido condenados sin pruebas irrefutables.
Ya con 14 años de edad Masato era recibido por su madre Denia Fujiwara la cual abrazaba a su hijastro con fuerza y con suspiros de alivio en las afueras de la prisión.
— Bendito dios hijo, pensaba que ibas a pasar en prisión el resto de tu vida. — pronunciaba Denia a la par que dejaba de abrazarlo y le dedicaba su mirada aliviada
— No se preocupe madre, gracias a la reina he podido salir libre ¿Qué ha pasado en estos dos años? ¿y mis hermanos? — Preguntaba el joven Masato viendo a su madre con una total alegría en su rostro
Denia: — Todos están bien no te preocupes hijo, deberías ir con Saito el esta por graduarse del colegio militar
Masato: — Tienes razón madre, la verdad no he podido dejar de pensar en muchas cosas además todavía tengo que encontrar a Tsukiko
Denia: — Hijo ya no debes tratar con esa chica tiene una familia muy influyente en el reino además su hermana...
Masato: — Lo se, pero no permitiré que esa desgraciada de pelo azul me arrebate la oportunidad de estar con ella, yo se lo que hago madre tu debes estar tranquila, ire al colegio con Saito además la señorita Yona también debe estar esperándome ella también me advirtió de juntarme con Tsukiko si me permite madre
Denia: — Ve pues hijo, ten mucho cuidado y por favor no te arriesgues mas.
Lugar: Underland, Palacio de Quinella.
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La emperatriz de Underland habia invitado a su hermana la Reina Charlotte a una improvisada reunion, la Reina acompañada por sus inseparables escoltas arribaban al majestuoso y elegante palacio de su hermana, caminando por esos pasillos con paredes con bordes de diamante y plata estos llegaban a la sala de te de la emperatriz
Quinella: — Hermana querida, ¿podemos hablar a solas? esta no es una reunion de negocios
Su sonrisa maquiavelica alertaba a la reina Charlotte asi que con su mano moviendola ligeramente de un lado a otro les pedia a sus escoltas que la dejaran a solas con su homologa.
— Quinella, dime ¿por que me citaste hoy? nuestra proxima reunion para hablar de los temas de inversion e importacion es en dos meses — Charlotte caminaba hacia ella y tomaba asiento frente a su mesa de cristal con un ventanal iluminando el cuarto
