Si estuviera contigo, ahí, mirándote a los ojos, estaría besando lentamente tu boca, nuestros labios rozando, sintiendo nuestras respiraciones en nuestros rostros, diciéndote con la mirada que en ese momento te pertenezco, no soy de nadie más, me tienes solo para ti, así también como tú eres solo mía, de nadie más, sin compartirnos, besándote tu cuello apasionadamente, respirando detrás de tu oreja, susurrandote al oído y autoproclamandome como lo mejor de la noche que te ha pasado, y lo que te va a pasar en muchísimo tiempo...
Nos quitamos la ropa, te pego a la pared, te ahorco, te miro fijamente con la cara que tanto te gusta que ponga, antes de besarte mientras sigo ahorcandote con la otra mano voy tocando tu cuerpo, tu piel, tus senos... el sudor recorre nuestros cuerpos.Haces pequeños gemidos de placer, al fin y al cabo era el escenario que tanto deseabas, pero que tenías miedo de decir. Miedo de que te vea débil, frágil ante mi, al final el deseo sucumbió ante tu imponente pero a la vez desfallecida mente.
Desesperada, tu mente diciendo una cosa, pero tú cuerpo deseando y diciendo otra los gestos te delatan, puedo sentirlo en tu gemidos, mis dedos empapados de tu riquísimo maná proveniente de tocar y frotar tu delicia de vagina, no me pueden mentir, por más que quieras, tú cuerpo no puede mentirme, al final sucumbes, te dejas poseer y yo te poseo.Con la mirada terminas diciéndome lo que tanto callabas hace mucho tiempo, tus dientes mordiendo tus carnosos labios, quieres decirmelo ya de una vez por todas, pero los nervios te traicionan, el habla no te sale, intentas hablar pero solo salen pequeñas sílabas incompletas, acompañadas de más gemidos y tu respiración caliente, brusca, sofocadora...
Te miro fijamente, y lo que veo en tus ojos, lo que tanto callabas, querías que de una vez por todas te folle, querías que de una vez por todas sin más preámbulos...
Querias que te haga el amor.
-Joy.