Capitulo Tres.

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Odio que la gente me tome por idiota, es una de las cosas que no soporto. Podre tener cara de una, podre comportarme como una... Pero que me lo digan en mi cara es ganarse mi odio entero, puedo sonar muy infantil... Pero es la verdad, odio que tomen confianza muy rápidamente, es realmente incómodo.

Ahí estaba... Nickolas Miller Hoshirama, un antiguo "amigo" mío que conocí en Estados Unidos en un momento poco importante para mí.

Solo recuerdo que era compañero mío en mis años POCOS RELEVANTES de Secundaria. Al principio fue un chico muy extrovertido, con uno que otro problema familiar.

Siempre me contaba como su padre golpeaba a su madre, como la tomaba del cabello y la estampaba contra la pared y luego la agarraba con él, según el para "liberar de su enojo". Siendo lo más sincera posible su padre era una mierda de persona. Aún recuerdo la vez que vino borracho a la escuela para recoger a Nick...

Puedo clasificar ese día el más traumático que he vivido. El hombre con su asqueroso y repugnante olor a alcohol se había acercado a mí con sus ojos rojos que tenía por desvelarse, los golpes que tenía por las varias veces que se había metido en peleas callejeras por las tantas deudas que tenía y el olor a vomito que emanaba de el por las muchas mañanas de reseca que ha vivido en su inservible vida.

Volteo al ver a Nick con su notable cicatriz que tenía en el ojo, que su padre le había causado con la botella de su cerveza aquella noche que quiero borrar de mi mente.

Por suerte sus lindos ojos negros no sufrieron consecuencia alguna, de por si Nickolas era atractivo.... Pero no era mi tipo. Sus lindos cabellos negros con ligeros rizos adornaban su cabeza. Muchas chicas morían por el en preparatoria.

— ¿Qué quieres Nick? —mi voz salió más fría de lo que esperaba. El solo me da una sonrisa torcida.

—El jefe quiere verte.

Me quedo paralizada.

—Óyeme una cosa, Nickolas. Dile al "jefe" que yo ya corte lazos con él hace más de 2 años, no tengo porque ir a donde el me pida porque ya no trabajo, ni trabajare y ni trabaje para él, cierto no entiende nada porque es un cabeza hueca y no sabe hacer cosas por si solo y todo lo hacen sus subordinados o mejor dicho sus RATAS y tú eres una de esas ratas. — alzo mi voz ligeramente. — y si no notas algo, estoy por entrar a mi universidad. Regresa a la alcantarilla por donde viniste. Adiós

Él se queda parado mirándome partir. De la nada siento una mano tomándome de la muñeca.

—Qué carácter, bonita.

—Bonita su abuela. —le meto un golpe en el pecho y me voy.

Camine más rápido que lo suelo hacerlo, para que otra vez el depredador de Nick no me tome desprevenida. Tomo la baranda de la puerta de vidrio y entro.

— ¡'SAMU, ESPERAME! —un grito lleno todo el pasillo donde mucha gente pasaba.

—Atsumu deja de perseguirme. —añade el contrario.

—Te quiero acompañar, intento ser amable contigo. —los miro fijamente mientras camino atrás suyo siendo cegada por su imponente altura

Creo que el tal ATSUMU sintió mi mirada atrás suyo y volteo, la luz le reflejaba en sus particulares ojos color mierda. Analizándome y entrecerrando sus ojos

¡Porfavor, que no me reconozca!

— ¡AH, TU ERES AQUELLA CHICA!— Abre sus ojos como platos.

¡MIERDA!

Me hare la loca. — ¿Yo que? —una gota de sudor cae por mi mejilla.

—Aquella chica, esa noche en McDonald's, la chica que golpeo al hombre que le triplicaba el peso.

𝑨 𝑺𝒊𝒎𝒑𝒍𝒆 𝑨𝒅𝒅𝒊𝒄𝒕𝒊𝒐𝒏. || Miya brothers. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora