Capítulo 1

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Los fanáticos saltaban sintiendo hasta el extremo la canción que Dylan Wagner soltaba desde sus cuerdas vocales con rabia. No había explicación a la rabia e impotencia que trasmitía al cante de cada estrofa.

Sus ojos verdosos se encontraban más oscuros de lo normal. Cada mirada a una fanática provocaba en ellas interminables gritos que podía llegar a romperte un tímpano. Ellas no se daban cuenta de que su querido y sensual artista favorito se destrozaba la vida y que esa rabia superficial no sólo era parte de la actuación.

Dylan terminó la canción lanzando su camiseta de manga corta al público. Su pecho subía y bajaba velozmente. Respiró hondo varias veces y dio media vuelta. Bebió de la botella de agua que le tendió Brianna, su representante y seguidamente se la devolvió.

Tragó el agua tras haberla movido en su boca. Apretó fuerte los ojos, no le gustaba ese sabor. Suspiró y cogió la guitarra de Adam. Adam frunció su ceño exigiendo explicaciones. Wagner se encogió de hombros y le indicó que se fuese hasta donde se encontraba Brianna.

Arrastró el taburete provocando un pequeño chirreo que provocó que más de una persona llevara sus manos a sus oídos. Dylan posicionó el taburete y se sentó en él de forma vacilante. Posicionó la guitarra sobre él y comenzó a cantar con su rota voz una de las melodías que su fallecida madre le cantaba antes de dormir cuando apenas tenía la edad de seis años.

Era una nana, eso no iba con él pero quería compartirlo con sus seguidores. Con esos que cuando caía le ayudaban a levantarse. Esos que siempre estaban, siempre, sin excepciones. Anhelaba volver a ver la ilusión en los rostros de muchos porque antes aparentemente no habían problemas, ahora los había y por culpa de él.

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