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–Bueno chicas sean bienvenidas-sonrió Hyuna señalándoles sus lugares en la mesa, las compañeras de habitación se habían quedado conectadas con la presencia de Jisoo, las había afectado visiblemente aunque no de la misma forma ni con la misma magnitud. La cena finalizó más calmada de lo normal, no les gustaban las chicas nuevas y de segura sus maquiavélicas mentes ya estaban planeando algo para fastidiarlas y que abandonaran el convento. Lalisa se escabulló entre los pasillos logrando salir al patio sin ser vista o al menos eso creyó hasta que una pequeña castaña llamó su atención sentada bajo el árbol donde había tenido la pelea con Chaeyoung.

–¿Qué haces aquí Jennie?-inquirió la tailandesa tomando asiento a su lado.

–Yo podría preguntar lo mismo, aunque tengo una desventaja, no sé tu nombre-bromeó haciéndola reir por primera vez después de lo que ocurrió en la mañana.

–Me llamo Lalisa Manoban, pero dime Lisa-se presentó extendiendo la mano en forma de saludo y la de ojos gatunos le correspondió el gesto–y estoy aquí porque no quiero llegar a mi habitación, tuve una pelea muy fea con mi compañera y realmente no sé como arreglarlo, ella no me quiere ver ni escuchar y lo único que yo quiero es verla y que me escuche-comentó sintiendo confianza en la chica, tal vez no como la que siente con Rosé, pero es confianza genuina al fin y al cabo.

–Situación difícil al parecer, mi compañera reconoció a una de las novicias como su amor infantil y aunque haya pasado hace mucho tiempo me molestó ese reencuentro a pesar de que ni siquiera se han hablado, el solo hecho de que la recuerde ya me molesta-se sinceró maquillando un poco la verdad, no sabía como reaccionaría la castaña y no se arriesgaría a averiguarlo por las malas.

–Lo principal es ¿ya le has dicho que te gusta?-le preguntó Lisa para su sorpresa con una sonrisa melancólica dibujada en su rostro.

–¿Como...?-la mueca de desconcierto de Jennie la hizo reir, a veces es tan fácil leer a las personas, sobre todo cuando se enamoran, cuando están enamoradas hasta el alma más oscura se purifica quedando tan transparente como un cristal, desbordando sentimientos por los ojos de la víctima de tan placentera enfermedad haciéndola notoria para todos menos para el que la padece, el paciente tiende a darse cuenta tarde, cuando ya todos lo saben y no hay marcha atrás, cuando está tan adentrado en ese laberinto que le es imposible salir, incluso se diría que hasta se ha acostumbrado al lugar y le ha tomado cariño.

–Solo... lo sé-se encogióde hombros–y tranquila, no le diré a nadie, aquí les gusta mucho hacer infelices a las personas aunque vivan predicando lo contrario.

–Ella es mi novia, por eso me molesta tanto, porque aún la recuerde después de tantos años, todo se mezcló con el agobio que siento al no poder marcharme de aquí, estos malditos lugares parecen cárceles, solo porque soy huérfana creen que debo consagrar mi vida al Señor-bufó apretando sus puños–¿Y cual es el problema con tu compañera?-clavó su vista en la más alta que solo suspiró y volvió su vista al cielo como buscando una respuesta.

–Le llevé la contraria en un tema que es delicado para ella, pero es que yo tengo la razón, hay cosas que no sabe, que la harían cambiar de opinión pero también le harían daño y convertiría en mentira todo lo que sabe de su pasado-contó cerrando los ojos y concentrándose en los sonidos a su alrededor, el viento moviendo las hojas de los árboles, los grillos cantando, la respiración de la mayor completamente calmada y algunos pájaros trinando suavemente.

–Si es así cuéntaselo, le dolerá más seguir viviendo en una mentira y peor aún si tú sabías la verdad y no se la contaste-aconsejó la castaña sabiamente.

–Pero no es un secreto que me corresponda a mi develar, implica a otra persona para la que ella es muy importante-aclaró abriendo los ojos y mirándola directamente.

–Entonces háblalo con esa persona y explícale la situación, si de verdad le importa te apoyará y ayudará a contarle la verdad, es la única salida que le veo-le dió una media sonrisa y Lisa le rodeó el cuello con los brazos en un efusivo abrazo cargado de gratitud.

–Gracias, gracias, gracias, eso es exactamente lo que haré-se separó con los orbes mucho más brillantes y al igual que a la de ojos felinos anteriormente estos la habían delatado.

–Y no te olvides decirle después de que todo se solucione que estás enamorada de ella-palmeó su hombro poniéndose de pie–Buenas noches Lisa, fue un placer hablar contigo.

–B-buenas noches Jennie, lo mismo digo-desapareció en la oscuridad dejándola sola con sus pensamientos «¿cual es el siguiente paso?¿como consigo el número de Clare?» estas y más interrogantes atormentaban la cansada mente de la tailandesa que solo se dedicaba a mirar a la nada hasta darse cuenta de que esta noche no resolvería nada con quedarse más tiempo despierta, no es como si las respuestas fueran a caerle del cielo, suspiró dando por finalizado su día y se dirigió a su habitación donde la pelirroja ya estaba acostada y cuando la vió entrar se volteó dándole la espalda–Rosie.

–Callate Manoban, no quiero volver a escuchar una puta palabra salir de tu boca para dirigirte a mi otra vez-contestó con dureza sin mirarla, la otra chica se dió por vencida, al menos por hoy y se cambió de ropa internándose luego en el frío de sus sábanas, se removió varias veces, buscaba una posición en la que estuviera cómoda pero esta parecía no existir, bufó incorporándose y recostándose en la cabezera de su cama mientras miraba a su ángel dormir plácidamente, daría lo que fuera por verla siempre así, por tomarla entre sus brazos y cuidarla de toda la maldad del mundo, por que fuera suya y tratarla como lo que es, una princesa.

Fantasía prohibida (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora