Epílogo

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La pequeña pradera escondida les dió la bienvenida tras las lianas que hacían de cortina para impedir poder ver ese paraíso desde fuera, ni siquiera notar su presencia es posible entre tanta maleza cubriemdo su entrada; aún podían persivir los gritos con su nombre a lo lejos, mas ya no eran lo suficientemente fuertes como para asustarlas, ahora su cuerpo se sentía liviano, como si estuvieran levitando sobre toda la maldad del mundo sin que esta pudiera alcanzarlas.

–¡Somos libres chicas, ya no hay nada que nos ate a ese maldito lugar!-gritó Jisoo corriendo entre los árboles de cerezo con Jen de la mano, la otra pareja rió comprendiendo bien la emoción que sentían sus compañeras, les parecía irreal su actual situación, aún no aceptaban en su totalidad el hecho de que ya no existen esas «cadenas invisibles» que las priven de estar con la persona que aman o de ser ellas mismas; se sentía más como un sueño, de esos hermosos que deseas que duren para siempre pero que sabes que en algún momento tendrás que despertar, regresar a tu realidad por más dura que esta sea. Lisa entrelazó sus dedos con los de su chica llevándola un poco más adentro y alejado de sus contrarias.

–¿Qué ocurre cariño?¿por qué estás nerviosa? Aquí nunca nos encontrarán, y si lo hacen te prometo que haré todo lo necesario para que no nos separen-prometió sabiendo que lo cumpliría incluso si tuviera que desprenderse de su vida para lograrlo, acarició el rostro de la menor dejando reposar sus labios sobre la piel de la frente de esta durante unos segundos.

–Rosie, no soy buena para hacer este tipo de cosas, tampoco creo que deba decir demaciado para hacerlo-sujetó ambas manos de la nombrada con las suyas entre sus cuerpos sin romper el contacto visual, una pequeña burbuja se había creado alrededor de las chicas nada más que sus ojos conectaron, chispas es poco para describir lo que ocurría entre ellas cada vez que sus miradas se cruzaban, cada vez que sus pieles se encontraban incluso por casualidad, un incendio masivo e imparable abarca más el concepto de su relación, una llama que arde a una temperatura inimaginable transformando todo a su paso, una llama cálida que es imposible de apagar–Te amo, incluso más que a mi propia vida, así que, Roseanne Park ¿me harías el honor de ser tu novia?-los ojos de la pelirroja se abrieron como platos al escuchar sus palabras, no era una propuesta de matrimonio ni algo parecido «aunque algo de eso sí iba implicado», la realidad las golpeó de repente, ya no había un motivo para negarse o retrasar una respuesta, ahora son libres, verdaderamente libres.

–¡SÍ, sí, sí, sí!-saltó sobre la otra tomándola desprevenida y provocando que ambas cayeran al suelo uniendo sus labios en un santiamén, su primer beso como novias se sintió aún más especial que todos los anteriores, ahora oficialmente se pertenecían, algo que para los demás es un título insignificante para ellas significa haber podido lograr defender su amor por encima de los ideales de las personas que las rodeaban, significa haber triunfado en un ambiente donde creyeron no tener ni la más mínima oportunidad de amarse–Me parece que en nuestra primera noche como novias nos toca dormir al aire libre.

–De eso a nos hemos dado cuenta nosotras así que por favor, aunque entendemos que están emocionadas no hagan ningún tipo de celebración esta noche, guarden esas energías para cuando estén a solas-comentó Jennie al mismo tiempo que las ayudaban a ponerse de pie, se sonrieron y caminaron un poco más encontrando un lugar bastante cómodo para pasar la noche. Lograron conciliar el sueño pasada la media noche, entre la emoción y la luna llena alzada en el cielo nocturno les resultó difícil vaciar su mente, pero el simple hecho de que mañana saldrían definitivamente de ese lugar fue suficiente para que se quedaran dormidas a la espera de que el tiempo corriera a mayor velocidad. Clare llegó a buscarlas a la hora siendo acompañada por Mark quien estaba igual de feliz que sus menores, en la casa las esperaba Jackson con el almuerzo listo para una bienvenida digna de la realeza.

–Creí que nunca se decidirían, no naciste para estar en ese lugar Chae, por suerte Lis te hizo entrar en razón-fue lo primero y lo que más repitió el pelinegro en lo que restó del día, que solo se dedicaron a descansar y buscar una nueva casa para las cuatro y Beth, encontraron una muy bonita y acogedora lo suficientemente lejos de la ciudad para ser perfecta. Los días siguientes pasaron volando, entre los trámites para la adopción de la niña, Clare moviendo algunos hilos para que no hubiera trabas y las chicas escondiéndose de sus padres básicamente duraban minutos a su parecer.

–¡Beth!-gritó la pelirroja corriendo por el patio del convento para reencontrarse con su ahora hija, el «mamá y mami, las extrañé» de la pequeña fue suficiente para derretir el corazón de las presentes; algunas de sus ex compañeras las miraban con envidia por haberse librado de esa prisión mientras que otras estaban felices por ellas, habían notado desde un principio el amor que nació y se fortaleció en las muchachas y sentían que se merecían esa oportunidad–Vinimos para llevarte a casa-contó acariciándole el cabello, Lisa llegó a su lado sobando la espalda de su amante.

–Se la pueden llevar por ahora, pero me aseguraré de que se la quiten, intentaré salvar su pobre alma antes de que sea demaciado tarde-bramó la hermana Anna lanzando desde la distancia el pequeño bolso con las cosas de la infante a los pies de las recientes madres, como si al acercarse fuera a contagiarse de alguna enfermedad mortal, estas la ignoraron y salieron del lugar con la frente en alto y una inmensa sonrisa adornando sus rostros. El viaje al aeropuerto fue más silencioso de lo deseado, mas los ánimos estaban demaciado apagados como para intentar mantener una absurda conversación sobre temas vanales.

–Sé que fue poco el tiempo que pudimos compartir juntos pero esto es lo mejor para nosotras ahora, en algún momento regresaremos o ustedes pueden irnos a visitar-las palabras iban acompañadas de lágrimas pues aunque sabían que era cierto el motivo desearían que fuera otra la decisión.

–Iremos a visitarlas tan pronto como podamos, nuestra sobrina y nuevas amigas tienen derecho a pasar tiempo con los mejores chicos de este planeta-chilló Jackson abrazándose a su novio; el último llamado para abordar su avión se escuchó por los altavoces y ahora sí los abrazos serían los últimos que compartirían por un tiempo, dieron la espalda y se alejaron sin mirar atrás porque sabían que si lo hacían se arrepentirían de tomar esa desición, dejarían atrás de una vez por todas su pasado y todo lo que sus padres les habían hecho sufrir. Comenzarían una nueva vida y al menos por ahora les era suficiente con lo que tenían, ya llegaría el momento de buscar nuevas emociones, nuevos lugares y aventuras, nuevos conocidos y propósitos, pero siempre juntas, siendo Jennie y Jisoo, Lisa y Rosé, viviendo esa fantasía prohibida que pudieron hacer realidad.

Fantasía prohibida (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora