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–¡No puedo creer que hayan preparado todo esto para mi!-chilló Lisa saltando sobre las chicas con cuidado de no aplastar a la más pequeña, la alegría en su corazón es tan grande que se desborda por cada uno de sus poros, inclusive por sus ojos, con ese brillo especial que podría iluminar una galaxia entera–Creí que te habías olvidado mi cumpleaños-comentó en un tono apagado mostrando después una sonrisa avergonzada por los pensamientos que había tenido antes y por haber dudado de la importancia que tiene en la vida de Rosé.

–Nunca nos olvidaríamos de eso, la familia comparte los momentos importantes ¿verdad? y ahora serás mi mamá así que somos familia-la niña sacaba a relucir su lógica dejando más de un corazón derretido de la ternura; sin dilatar más la espera se sentaron en la manta hubicada bajo el árbol y cerca del lago encendiendo la velita y cantándole el feliz cumpleños.

–¿Qué fue lo que pediste?-inquirió la pelirroja sentándose con la menor entre sus piernas y abrazándola por la cintura para luego descansar el mentón en su hombro–tal vez podría hacerlo realidad para ti-susurró besando delicadamente su cuello.

–Aquí como que se está poniendo rara la cosa, yo me voy-bromeó poniéndose de pie y uniéndose a Beth y Jisoo en la orilla del lago–¡y cuidado con lo que hacen porque hay una infante presente!-gritó ya desde el lugar lanzándose sobre su novia.

–¿Te imaginas cuando podamos estar de esta forma cuando querramos?-indagó Rosé mirando a su alrededor–a partir de mañana pedremos ser completamente felices cariño y nadie lo impediré-aseguró apretándola aún más contra su cuerpo. El resto de la tarde fue mucho más que perfecta, compartieron juegos y risas, deseos y sueños, miedos y planes de un futuro, lo que querían ver y hacer una vez que estuvieran fuera, querían disfrutar su tiempo al máximo con las personas que aman; se encaminaron al convento poco antes de la hora de cenar mas lo que sus ojos vieron al acercarse fue suficiente para dejarlas petrificadas y sin saber como reaccionar.

–Así que aquí tenemos las mentes perversas del convento, habeis manchado el buen nombre y la espiritualidad de este lugar sagrado e intentaron corromper la mente de una inocente y dulce niña sola para recaudar almas para entregarle a su ahora señor-la hermana Anna comentó con sorna haciendo énfasis en cada uno de los adjetivos despectivos que les dedicaba, las demás solo asintieron dándole la razón–¿Enserio creían que nadie las iba a escuchar y contarnos lo que planeaban? hay chicas que de verdad saben lo que está en el camino del Señor y hacen todo para seguirlo; es una lástima lo que hizo Lalisa contigo Roseanne, después de que logramos llevarte por buen rumbo para seguir una vida de consagración a Dios nuestro Señor llegó ella y lo echó a aperder, realmente una manzana podrida puede podrir todo el saco-las nombradas se tomaron de las manos mostrando que no les afectaba lo que decía, que no estaba ni mínimamente cerca de la verdad.

–Ven aquí Beth, ven conmigo-habló Hyuna llamando a la pequeña y haciéndoles una seña a las chicas asegurándole que Beth estaría bien, se miraron unas a otras y comprendieron que debían hacer, esta era esa situación «especial» de la que habían hablado antes, creían que las habían atrapado pero, ¿qué hacer cuando tienes todo y nada que perder?¿te enfrentas a lo que tengas enfrente para quedarte con ese todo aún sabiendo que podrías perder y obtener nada? o ¿simplemente eligirías mantenerte sumiso ante lo que ocurre y te quedas con ese nada sin la oportunidad de conseguirlo todo? la respuesta apareció tan clara en sus mentes que ni una pizca de duda pasó por su semblante cuando echaron a correr, no sabían bien a donde pero tenían muy claro que ahí no se quedarían, no habían soportado tanto por gusto, no habían aguantado las ganas de besar a la persona que aman y gritar a los cuatro vientos que esa es la mujer de su vida, que lo que hicieron fue enamorarse de un alma no de un género, y eso está bien sin importar que muchos lo intenten negar.

Todo a su alrededor les parecía borroso, podían sentir las piedas, hojas y raíces bajo sus pies, mas no pudo importarles menos, tenían que perderlas de vista lo antes posible, escuchaban sus pasos a poca distancia y eso no hacía más que oprimir su corazón, este era uno de esos momentos donde el miedo se apodera de tu cuerpo liberando adrenalina por tus venas como si de bombear agua estuviéramos hablando; cosas como esta nos hacen preguntarnos si realmente estamos en el siglo XXI, seres humanos persiguiéndose entre sí por tener creencias diferentes, unas bestias frías persiguiendo a los que ellos llaman «anormales» como si fueran animales porque no son capaces de comprender que el mundo no es en blanco y negro, que no existe un solo tipo de amor, que hay tanta diversidad como personas en la Tierra, y eso no está mal, eso es lo que nos hace ser quien somos, nuestra capacidad de amar a pesar de que tanto los demás, como nosotros comentemos errores y no somos perfectos.

El Sol comenzaba a ocultarse dejando los rastros de nubes naranjas tras de sí, sin imaginarse que justo debajo de sus dominios se estaba cometiendo un acto de esta magnitud, una «caza de pecadores» siendo realmente chicas que lo único que hacen es amarse e intentar ser felices; el bosque se hacía cada vez más espeso pero las monjas les seguían de cerca, la abundancia de claridad les impeía llegar a su destino por lo que se desviaron dejando atrás el que era su lugar seguro, no podían creer la resistencia que tenían las mayores, pero estaba en juego su vida y su libertad así que no le quedaba más opción que continuar, rogando poder ganar ese todo; y cuando apuntaban los rayos de luz el final del día desaparecieron a mitad del camino sin dejar rastro, como la espuma se desvanece en el mar.

Fin

Fantasía prohibida (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora