Fui a los lavabos de Hogwarts, necesitaba desfogarme, al llegar solo pude llorar, era casi hora de Merendar, pero no me presente al gran comedor.
Tenia que pedirle a Hermione si me podía quedar a dormir en su habitación, ni de broma crearía mas tensión con Mattheo.
No puede dejar de pensar en el, en lo que me ha dicho, esas palabras salidas desde su boca son aun mas potentes y sensibles que las de Draco, por esa misma razón creo que lo decía de verdad.
No estoy segura de si Draco va enserio, pero aunque hay esta posible duda lo quiero y me lo esta demostrando.
Sola en el lavabo de Hogwarts, esperando a que acabaran de merendar o lo que sea, me estaba aburriendo, esto de pararse a pensar en las cosas de la vida no es ni fue nunca lo mío, decidí ir al bosque prohibido a pasar el rato.
Me fui adentrando cada vez mas y mas y mas, hasta llegar a un lugar.
Mi lugar.
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Me senté en el banco de piedra con un libro de criaturas mágicas, siempre ma han interesado, de pequeña tuve que manipular a mi papi para que me hiciera un invernadero, y si que lo hizo, el invernadero quedo enorme, parecido a los de las películas, tenia hasta una fuente de mármol blanco dentro. Desde entonces a parte de dedicarme a las plantas y curaciones mágicas también adoptaba animales fantásticos de todo tipo.
Este era el favorito de mi papa, la única razón porque me dejaba tener mas.
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Era un ceniza de volcán, el nombre venia de una larga historia, se dice que en las explosiones de cada volcán estos nacen de la ceniza de la tierra, por la misma razón no había muchos de esta especie. Era enano cuando lo encontré.
Pare de mirar el libro, algo en el lago de este sitio me había salpicado.
