Cap. 7

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998 y yo hemos comenzado a acomodarnos el uno al otro. Aún es difícil de leer y sigue siendo demasiado dominante, pero se siente seguro y libre aquí, en su territorio. Hace una semana ya que llegué y sí, dormimos juntos desde el primer día. Es como tener tu propia estufa envolviéndote. Desde aquella primera noche 998 ha declarado imposible el hecho de que haya espacio entre nosotros mientras dormimos. Y, justo como me prometió, solo dormimos. No es que pudiese hacer algo si él decidiese simplemente tenerme, pero es un consuelo haber dado con alguien de buen corazón. 

"Pum". El ruido  que hace 998 partiendo madera con su hacha me distrae de mis pensamientos. La brisa, que es fresca a estas horas de la mañana, es una gran ayuda con el trabajo físico. No es que este haciendo gran cosa, solo amontono los pedazos de leña en un carrito que llevaremos a la cabaña. Aunque la primavera está en alza el ambiente suele ser frío el resto de día, sobre todo en la noche. 998 me ha dicho que el invierno es duro, pero que le gusta aquí. Le gusta el frío, dice, y el aislamiento. Entiendo a que se refiere. Miro de nuevo a 998.

'998...'

Frunzo los labios con disgusto. Sé, por nuestras charlas, que la mayoría de nuevas especies toman un nombre al ser liberados. No es que lo hagan todos, pero me parece que tener un nombre te otorga poder. Dejas de ser el número, algo desechable y fácil de olvidar, a ser una persona, alguien dueño de sí mismo. Por eso me pesa que 998 haya decidido seguir usando su número. Según él no sabría que nombre ponerse, hay demasiados para elegir, dice, pero yo creo que tiene miedo porque significaría que Mercile quedó atrás. Y, por terrible que fuera, era una realidad que conocía, de la que estaba seguro. '

Sin embargo, lleva siendo libre cuatro años y ahora ya esta lo suficientemente consolidado en esta nueva vida. Así que le miró fijamente a los ojos. 

-Oye, 998.- Alza la mirada conectando con la mía con la hoja del hacha a medio camino del trozo de madera.- ¿Qué te parece si pensamos un nombre entre los dos para ti?

-Mmm.- Notó como su mirada se desvía, quizá huyendo, para luego volver a alzarla. Está tensó, sé que la idea no le gusta.-No creo que un nombre sea algo para mí.

Y así termina de cortar el trozo de leña. Sim embargo esto no acaba aquí. Yo... quiero que tenga eso. Durante muchos años me sostuve gracias a mi nombre. Cuando estuve allí me repetía mil veces la misma frase 'Tú eres Maria, no lo olvides. Eres alguien'. Es tu identidad.

-Pero, ¿sabes? No me gusta llamarte como un número, me hace sentir como un monstruo.-Vuelve a parar en mitad de un golpe con la hacha, pero no levanta la mirada.-Si tuvieses un nombre me sentiría más unida a ti, te sentirías más real también.- Eso sí tiene efecto y me mira. Nos miramos. Sin pestañear. Creo que pasaron cinco minutos completos hasta que bufo, está a punto de caramelo. Así que ahora viene el golpe de gracia.- Además, si nos acostamos preferiría gritar un nombre. 

Y ya está. Lo tengo. Me mira con la boca abierta y veo como la nuez de Adán le sube y le baja. Los ojos amplios como platos. Y, cuando su cerebro parece reconectar, me mira tan serio que, si no supiese que no me haría daño, ya hubiese echado a correr. 

-Me parece bien, elijamos uno ahora.- Vaya, es bueno saber que le motiva. La risa me nace de forma natural. Es extraño, después de tantos años pensé que había olvidado como se hacía, pero con él es fácil bromear y reír. 998 no ríe, me mira serio y rígido.- Cualquiera que quieras me parecerá un buen nombre, sobre todo si así nos emparejaremos antes. 

Le miró todavía con la risa jugando en mis labios. No ha dejado de insistir con el hecho de que somos compañeros. Cada día me mira mientras compartimos un momento intimo para decirme lo bien que encajamos el uno con el otro. Supongo que algo de razón tiene, siento complicidad con él. Es prácticamente instintivo. Sin embargo, no puedo. Simplemente no puedo, porque y sí.. ¿y sí me encuentran? ¿y sí vuelvo allí? No, no puedo empezar nada con 998. 

-Bien, que tal ¿Ryan? ¿Te gusta?- Frunce el ceño mientras sigue trabajando en la madera.- Mmm ¿Mark?

-Demasiado humano, no me gusta. 

-Ajá. Algo que no sea tan humano, no?- Le miro, buscando repuesta aún con un trozo de leña en mi mano a punto de ser apilado con el resto. Veo como asiente de forma ligera. - Bien, que tal Tempestad.

Me mira como si hubiese dicho algo realmente extraño. Bueno, pues tempestad no. Aquí una quiere ayudar y el señor 'cualquiera estará bien' va y es un pequeño gran exigente. Limpiándose el sudor de la frente, 998 me apremia para terminar de apilar los trozos de leña. Mañana seguiremos, me dice. Así que nos ponemos en marcha hacia la cabaña. Realmente la 'zona de obtener leña' no está muy lejos. Sí, está metida en mitad del boque, pero se tarda no más de diez minutos en ir. Por el camino le voy soltando nombres al azar, la mayoría son rechazados sin piedad, pero hay algunos que disgustan menos. 

Por fin ya en la cabaña nos dedicamos a colocar la leña recogida en el panel que hay en la parte trasera de la casa. En esta zona 998 ha colocado el panel de leña y junto a este un congelador enorme donde va almacenando comida para las épocas más frías. También hay una hoguera, con sus troncos al rededor para sentarse, y lo que parece una barbacoa moderna. 

-Mmmm y ¿Tigre? - Niega repetidamente, como sí el nombre le diese acidez. ¿Quizá sea el nombre de algún conocido? Con la broma en mente le propongo el siguiente nombre.- ¿Qué tal Justice? Es un nombre bonito.

El gruñido de desaprobación no se hace de esperar. Me río por lo bajo y vuelvo a mirarlo. Es guapo 998. Sí, tiene una cicatriz que le recorre el cuerpo pero eso le hace ver como una especie fuerte y luchadora. Es rubio, con el pelo alocado que le cae por todas partes. Aunque, ahora que me fijo, veo mechones dorados y castaños que se entremezclan. Y sus ojos, me parecían marrones al principio, pero en este momento se ven bañados como con un suave tinte dorado. Realmente se ve hermoso. Y de mi boca se me escapa una única palabra. 

- León.- Me devuelve la mirada con el cuerpo totalmente sereno y relajado. Durante unos minutos reina el silencio entre nosotros.

-León, entonces. 

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