Realidad

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La tensión resonaba en el aire, y aquel día, aquella chica rubia de ojos azules estaba decidida a enfrentar su realidad.

En un barco anclado en el río Sena, Luka Couffaine y su hermana gemela, Juleka, se encontraban en un concierto con su banda. Rose, lista en el escenario, anunció:

—Hoy, chicos, les tenemos una sorpresa rockera. Espero que la disfruten.

Luka comenzó con un solo de guitarra, seguido por la enérgica melodía de la batería de Iván. La canción se llamaba "Secreto", y Rose la cantó con pasión.

Mientras tanto, en el Hotel Le Grand Paris, la rubia empacaba sus pertenencias. El gran fraude cometido por su padre había salido a la luz debido a una traición, y ahora debían huir de París antes de que todo se desmoronara.

A pesar de haber perdido todo su poder y estatus, Chloe no se sentía cómoda con la situación. Sabía que no había sido la mejor persona, y la revelación la golpeó como un balde de agua fría. Ya no era la princesa de cuentos de hadas ni la dueña de riquezas; ahora enfrentaba un mar de perdición a los Bourgeois.

La incertidumbre la abrumaba. Su padre había decidido quedarse y enfrentar las consecuencias, pero su madre prefería huir, llevándose a sus hijas consigo. No permitirían que el apellido y la reputación de la familia se arruinaran aún más. A veces, huir de la realidad era la única opción, aunque no fuera la más bonita.

Mientras tanto, la banda Kitty Section concluía su canción entre aplausos eufóricos del público. Los músicos agradecieron y se retiraron del escenario, encontrando a sus amigos esperándolos con sonrisas.

—Eso estuvo increíble. A este paso, estarán en un escenario de verdad.—anuncio Adrien.

La azabache, emocionada, añadió:

—Claro, y yo ya estaré lista para diseñar sus nuevos trajes grupales.

Mientras los demás charlaban, Luka buscaba desesperadamente a la rubia de mechón rosa. Su corazón latía con urgencia, como si supiera que algo crucial estaba a punto de suceder.

Rose, con esperanza en los ojos, habló:

—Alya tiene razón. Debemos estar preparados para cuando llegue alguien que nos patrocine y podamos grabar nuestro álbum. Contamos con todos ustedes, chicos.

—Chicos, ¿han visto a Zoé?— pregunta Luka.

La respuesta de la panadera fue devastadora:

—Oh... Bueno, ella... Ya sabes, con lo que pasó. Su situación es grave, y su madre decidió llevársela lejos de París. Lo siento.

Luka sintió un nudo en la garganta. No podía dejarla ir sin despedirse. En pocos meses, esa rubia había entrado en su corazón de una manera inesperada. Ahora se alejaba sin decir nada.

El tiempo se redujo a un latido acelerado. Temía llegar tarde y perderla para siempre. Sin pensarlo, dejó su guitarra y corrió hacia el aeropuerto. Sabía que todo se definiría allí.

En las pistas de vuelo, las rubias subían al jet privado que las alejaría del peligro. Zoé miraba por la ventana, viendo cómo todo lo que creyó que sería eterno se alejaba. Con resignación, cerró los ojos y la ventana, evitando ver más de lo que pronto desaparecería.

Audrey observó a Chloe, atrapada en un trance del que parecía no querer salir. Necesitaba que reaccionara, así que la llamó, instándola a levantarse y ayudar a los sirvientes a cargar el equipaje.

Chloe, aún aturdida, accedió y descendió del jet. Sin mirar atrás, se dirigió hacia una parte apartada sin prestar atención a su rumbo.

Todo había terminado de manera abrupta. ¿Seguiría siendo rica? ¿O todo se había desmoronado? ¿Cómo podría mantener su perfecto cabello sin costosos tratamientos?

EMBRIAGADOS DE AMOR (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora