O2

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Tras un largo día después del trabajo, Jay llegó a casa feliz de tener todo el fin de semana libre para poder jugar videojuegos.

Al ver que todas las luces estaban apagadas pensó que SungHoon había salido, pero gran sorpresa se llevó cuando lo vio durmiendo tranquilamente.

El menor estaba tapado hasta el cuello, pero se podía ver que estaba usando una de las remeras de Jay.

Jay se sentía enternecido y tenía una boba sonrisa de enamorado en la cara.

Le dejó un beso en la coronilla y se fue a preparar la cena.

. . .

Cuando el repartidor de pizzas llegó fue a avisarle a su novio que la comida estaba lista.

—SungHoon, amor, despierta que ya está lista la cena —llamó Jay en un tono de voz dulce mientras movía el hombro del dormido.

SungHoon fue despertando y cuando terminó de sacarse el sueño, le dedicó una gran sonrisa al americano.

—Pudiste dormir con las luces apagadas —Jay rió y abrazó al menor.

—Es que pensé que ya era hora de superarlo, pero me dormí gracias a que estaba usando tu remera —Jay lo miró confuso, por lo que el coreano siguió hablando—. Me hizo sentir seguro, como si hubieras estado durmiendo conmigo.

SungHoon era un pequeño tomate y Jay no podría estar más enamorado.

PRESTADO ─ JAYHOONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora