Shang QingHua, que disfrutaba por fin unas pequeñas vacaciones, se dio cuenta que pronto se acercaba la Navidad.
Se puso a recordar que en su vida pasada nunca tuvo la oportunidad de celebrarla con un ser querido.
Por lo cual, le dijo a su hermano...
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__________________________________ «Vivir en un lugar donde todos te ignoran y te maldicen, no lo puedo llamar "mi hogar".» __________________________________
Normalmente, Shen QingQiu atesoraba mucho su tiempo de relajación en su casita de bambú, hecha por Luo Binghe y él en un apartado de Cang Qiong y del Reino demoníaco.
Le gustaba estar a solas con Luo Binghe, ver cada una de sus expresiones, sus acciones, sus miradas llenas de cariño y amor. Amaba verlo sonreír y llamarlo, verlo mientras cocinaba o revisaba algunos papeles con total seriedad.
Eran solamente ellos dos en ese espacio, sin los ruidos de los discípulos al rededor y las voces de los distintos demonios que solían pasar por el Palacio en el Reino demoníaco. Eran momentos de paz y tranquilidad.
Momentos que fueron interrumpidos por el Señor de la Cumbre An Ding y su esposo el Rey del Norte.
Los dos tocaron a su puerta y como Luo Binghe se encontraba en la cocina, no le quedó más remedio que atender él mismo.
━━━ Shen-shixiong ━━━ saludó Shang QingHua con una sonrisa en su rostro, totalmente diferente a Mobei-Jun que permanecía firme y frío.
━━━ Shang-shidi.━━━ le siguió el juego sobre las formalidades, aunque por adentro, Shen QingQiu decirle unas cuantas cosas por interrumpir sus momentos a solas con su esposo. — ¿Shidi necesita algo de éste Shixiong?
━━━ Me gustaría hablar algo contigo.━━━ No especificó si era importante o no, da igual, estaba seguro que al rato se lo explicaría todo, como siempre.
Shen QingQiu pareció meditar lo por un momento, hizo un movimiento leve con su abanico y lo colocó en frente de su rostro, tapando parte de él.
