Introducción

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¿En dónde se ubica Goyang? Es una ciudad de Corea del Sur, está muy lejos de la capital de Seúl, pero es una ciudad muy tranquila con vistas naturales, una de las pocas ciudades que mantiene sus ecosistemas, los cuales son lagunas gigantes, montañas y bosques. Las familias con dinero a veces van de paseo para hospedarse en hoteles, visitar lagunas y aprovechar el buen ambiente, porque Goyang está en la provincia de Gyeonggi, la mejor zona con hoteles de cinco estrellas y buen servicio al cliente.

Esa fue la presentación que escucha Kihyun cada vez que va al trabajo de su hermano menor, Jooheon, ya se hizo costumbre oírla porque toma un autobús que lo deja justamente en su destino, ese transporte siempre es para los visitantes que desean olvidarse del conflicto bélico que comenzó hace ocho meses a dejar desastre con el paso del tiempo, porque recientemente el país coreano escogió defender a sus alianzas, trayendo bombardeos muy cerca de la frontera con el Norte, asustando a toda la población. Lo mínimo que puede hacer como hermano mayor es cuidar a su familia, desde que su dongsaeng empezó a tener problemas de conducta por culpa de su enfermedad mental heredada, las cosas se han puesto difíciles en casa, escuchar a su madre histérica por los problemas que le genera y ver cómo su padrastro sólo los culpa por no aportar tanto dinero, le genera mucha ansiedad, esa familia se está perdiendo.

No puede culpar a sus padres, los costos siempre han sido caros, pero con esa guerra han subido demasiado, los cuatro tienen que trabajar muchas jornadas, en especial su madre, es la única con un trabajo estable porque ganó un puesto en una revista importante de Goyang, se desvela mucho pero el sueldo la consuela. Su padrastro sólo sabe cocinar, así que es panadero desde la mañana hasta la tarde, cuando es de noche va a un local grande de comida rápida y está apurado. Jooheon ha sido de todo, no sabe por qué, tal vez es por su enfermedad que lo hace más irritante, impaciente y agresivo, o por su edad, sigue siendo un adolescente, en su cabeza cree que aún debe de estar en casa para cuidar a su madre de su padre de sangre, pero ese es el rol de Kihyun, cuidarla y cuidarlo, todos los padres que han tenido son malos con ellos, ¿tienen la culpa por estar tratando de ayudar?

- Hermano -. La voz de Jooheon lo saca de sus pensamientos y hace caso alzando la vista, ha estado solo, sentado, al menos diez minutos desde que bajó del autobús, porque corrió de su trabajo en la lavandería de la vecina Do con desespero, terminó a las nueve y debía ir por él a las ocho y media.

- Tardaste un poco, ¿qué pasó? -. Preguntó con una sonrisa feliz, el menor no luce mal, sólo sus ojos están cansados, casi siempre sale con furia porque su nuevo jefe lo estresa demasiado, le tocó ser el empleado del señor Cho, hace zapatos.

- Me estaba sermoneando y me despidió -. Responde como si nada, buscando con su diestra en su ropa manchada algo, mostrándole unos cuantos billetes grandes, cruzando miradas por segunda vez, fulminándolo neutral, como siempre.

El mayor suelta un suspiro rendido, hace que regrese los billetes a su lugar y lo rodea del cuello usando un brazo, haciendo que caminen a la estación, comenzando con un silencio cómodo. Sólo en estos momentos tienen paz, no lo va arruinar como lo haría su madre y padre, mañana hablarían a solas mientras buscan un nuevo trabajo, puede pedirle el día libre a la señora Do, ella es un amor de persona y entiende lo que están pasando, ha visto cuando Jooheon colapsa.

Sus pasos se oyen gracias a la tranquilidad de la noche, hay pocos faroles que iluminan el camino, todos los locales han cerrado, de vez en cuando ven carros pasar, tienen precaución al cruzar las calles, huelen el aire limpio y terminan en la estación, siendo obligados a separarse un momento para acomodarse en los asientos de metal desocupados, checando el letrero que avisa cuánto tiempo tendrán que esperar. El menor pestañea unas cuantas veces agachando la mirada, siendo atrapado por una sensación negativa que ahorca su garganta, flaqueando sus brazos, distrayéndolo en su ropa sucia, recordando que estuvo a punto de enterrarse un clavo en su dedo pulgar por tonto, siendo salvado por su jefe, quien gritó muy alto, lastimando sus oídos y asustándolo, la sangre llegó a gotear en su pantalón y entró en pánico, no supo cómo reaccionar, de un momento a otro su jefe le entregó los billetes entre gruñidos, manteniendo su dedo muy vendado.

Desaliento - [Monsta X] HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora