Orihara Izaya está enfermo - Pt. 1

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PDV de Izaya

Tenía muy mala suerte, sin duda.
Creo que no me enfermaba así desde Raira.
Con fiebre y sin ganas de salir de la cama.
No quería que Namie, o cualquier otra persona, me viera en este estado lamentable, de modo que le envié un mensaje diciendo que se tomara el día libre. Por supuesto, ella estaba encantada de no tener que verme ese día, de modo que no lo cuestionó.
Bien.
No estoy acostumbrado a que alguien cuide de mi cuando me enfermo. Siempre a sido así, incluso cuando era pequeño, ya que mis padres siempre se encontraban fuera. La verdad, soy mucho mejor cuidando de las personas que de mi mismo, si me lo propongo, después de todo, era yo quien de tenía que encargar de Mairu y Kururi, se enfermarán o no.
Cuando están en Raira, de vez en cuando pedía ayuda a Shinra si me enfermaba. No es que Shinra me tuviera mucho aprecio, pero es probablemente no más cercano a un amigo de tengo, y respecto a eso, no significa que le tenga especial cariño. No tengo amigos y sinceramente no tengo interés en tenerlos.
Pero, en fin, tenía sentido entonces que me ayudara, pues estábamos en la misma clase y formamos todo ese club. A demás, después del incidente con Nakura, a pesar de que fue relativamente mi culpa y de la idiotez de Nakura, me debía ciertos favores.
De cualquier manera, esos favores ya habían sido saldados, y no podía permitirme el lujo de ir a que me diera alguna prescripción.
A demás, sólo era un resfriado estúpido. Un poco de medicina y ya estaba.

Me puse una simple chamarra de color gris, pues no quería que me reconocieran por mi habitual abrigo de piel, a pesar de que esa era más caliente y en ese momento tenía mucho frío, y unos shorts que me llegaban a las rodillas. Era lo que generalmente usaba de piyama.
Salí. Estaba en Shinjuku, después de todo, y mis "juguetes" se encontraran en Ikebukuro. O eso esperaba...

PDV de Shizuo

La maldita pulga no había aparecido en todo el día.
No era como si me importara, claro, pero últimamente tenía el hábito de venir a molestarme diariamente. Tal vez por fin había encontrado algo mejor que joder las vidas de los demás. Tal vez tenía un trabajo que lo mantenía ocupado.
Como sea, en realidad el muy bastardo había elegido un mal día para ausentarse en Ikebukuro. Tom me había dado el día libre, y un par de tipos idiotas que probablemente pertenecían a los Pañuelos Amarillos intentaron molestarme, y me hicieron enfurecer cuando mencionaron mi parecido con el actor Yuuhei Henejima.
Así que ese día me encontraba especialmente molesto, sin hacer nada y necesitaba alguien un quien desquitarme.
Odio admitirlo, pero ojalá la pulga hubiera estado por aquí. Necesitaba una buena pelea.
Finalmente, después de rondar un rato por el lado oeste de Ikebukuro, dado que no tenía nada mejor que hacer, decidí que debería de ir a Shinjuku a probar mi suerte e intentar encontrar el departamento de Izaya. Si no, por lo menos mantendría mi mente ocupada.

Decidí ir a pie. Después de todo se hacía menos tiempo que si tomaba algún transporte publico. Esa debía de ser la razón por la que Izaya no tenía un auto para ir y venir, y prefería ir caminando o en metro. A demás, seguro le gustaba mirar a las personas a su alrededor como si fueran nuevas especies de insectos. Irritante como siempre.
Pasó cerca de media hora cuando ya estaba rondando por las calles de Shinjuku y ya había terminado con medio cigarrillo cuando un desagradable olor a peste llegó a mi.

PDV de Izaya

Mierda.
En serio hoy no es mi día, ¿verdad?
Media cuadra fuera de mi edificio y Shizu-chan tiene que aparecer.
¿Qué carajo hace en Shinjuku?
Mierda. Mierda.
Me tensé y aceleré la marcha, fingiendo que aún no había visto al rubio, pero eso no funcionó, claro que no la haría. Es este el tipo que puede detectar mi 'peste' a un radio mínimo de tres millas a su alrededor. Maldito perro.
-¡¡¡IZAYA!!!- gritó con furia, pero yo no me detuve, de hecho, intenté ir más rápido, pues generalmente después de gritar mi nombre me lanzaba algo gran volumen. Usualmente fallaba, pero eso era por que también yo contribuía esquivándolo, y en ese momento no estaba en condiciones para brincar por los edificios de la ciudad.
El hecho de andar tan rápido comenzaba a marearme.
Me tuve que detener de golpe cuando un poste de luz se encajó en el concreto, frente a mi.
En Shinjuku no estaban tan acostumbrados a presenciar los desastres que Shizu-chan causaba cuando me veía, de modo que escuché varios chillidos asustados a mi alrededor debido a la destrucción ene el pavimento.
Maldije de todas las maneras que conocía y me di la vuelta, componiendo mi mejor media sonrisa arrogante.
- ¡Shizu-chan!- dije intentando que mi voz no se viera afectada por mi garganta dolorida.- ¡Qué gusto! ¿Qué hace por aquí mi bestia favorita?
La vena en la frente de Shizu-Chan se ensanchó.
- ¡¿tu que crees, pulga?!  ¡A matarte, por supuesto!- gritó el rubio, arrancando una señal de tránsito que se encontraba en el pabellón a su lado.
Retrocedí instintivamente y alcé las manos para protegerme, sabiendo que no podría esquivar.
- ¡Ya, ya, detente!- grité perdiendo la calma. -No tengo tiempo para esto, ¿si?
- ¿Crees que me importa, maldito? ¿O acaso decidiste ya no joderme más, eh?
- No.- me froté la frente, irritado y solté un suspiro. No tenía otra opción que admitirlo, ¿cierto? No podía sentir mi propio calor, pero mi frente estaba cubierta por una fina capa de sudor, lo cual probablemente significa a que mi temperatura habría subido.- En realidad... Tengo un resfriado en este momento.
Shizu-chan se quedó quieto un momento, como si no supiera asimilar esa información. Quité la mano de su frente evitado su mirada, incómodo.
De haber estado en mejor condición, lo habría previsto. Habría analizado el estado de ánimo en el que se encontraba mi adversario y habría adivinado cual sería su siguiente movimiento.
Pero no lo estaba.
La señal de tránsito se acercó demasiado rápido a mi cabeza como para esquivarla, sólo pude abrir mucho los ojos antes de que esta golpeará su objetivo. No sentí el dolor, por lo menos no inmediatamente, pero se que el golpe en mi cabeza me envió hacia atrás antes de que mi consciencia fuera envuelta en un manto negro.

Fragmentos de ShizayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora