Lo que no se puede decir

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La conversación con Diana fue extrañamente justo lo que necesitaba para empezar a retomar las riendas de su vida. Sonrió al darse cuenta que cumplió el primer punto de la lista antes con relativa rapidez y facilidad. Pero su sexto sentido le decía que el resto eran mucho más difíciles. Especialmente la charla con Thiago.

Decidió no concentrarse en lo malo por el momento y en cambio sentarse en la ventana para poder observar a los hijos de la vecina jugar.

Claro que el destino quiso que la paz no le durará mucho pues unos segundos después la matriarca de la familia entró por la puerta.

Eva, arréglate cenaremos en familia – asintió sin problema, pero la petición era extraña. Debido al trabajo de sus padres los momentos familiares eran pocos y cortos. No tenía queja alguna, sabía que ellos amaban a sus hijos. Solo que el amor no pagaba las cuentas ni cumplía los sueños profesionales.

Mami - se detuvo a pensar las siguientes palabras, al no poder expresarse como deseaba solo pudo decir- te quiero.

Quería detallar todo lo que pasó, relatarle del viaje a 1957, los guardianes, nuevas líneas temporales y como terminó enredándose con Tiago en una Van. Deseaba que la abrazara y protegiera al igual que cuando era una niña pero no pudo, por sobre todo ansia contarle sobre aquel italiano que fue su primer amor, al cual le entrego el corazón y aún luego de que la olvidara se quedó con un pedazo de su alma. Sin embargo, consideraba que los eventos que la llevaron a este punto fueron su culpa y no es deber de las madres cargar con el peso de los errores de sus hijos, el dolor era suyo para llevar.

Y yo a ti mi niña, todo estará bien sólo déjalo en mis manos - La mayoría de tensión de su rostro se ha esfumado, Eva sonrió al pensar que tal vez el destino decidió darle un respiro- Tiago acaba de explicarnos cada cosa que pasó.

¿Qué quién hizo qué? - respondió la adolescente consternada ¿en qué momento el guapo argentino había conversado con sus padres? si admitía que era atractivo, no como un halago sino lo consideraba un hecho. Tal vez haya pasado la mayoría de su vida estudiantil deseando desaparecerlo, pero tenía ojos, los cuales afirmaban que el chico estaba como quería. La combinación de ojos cerúleos, sonrisa de un millón de dólares y aunque nunca lo llegaría a admitirlo el ego bien merecido era atractivo.

Es un buen chico Eva y tu padre y yo creemos que habla en serio cuando dice que le importas inmensamente - responde mientras se acerca a la puerta, antes de salir agrega - él y su madre llegarán en unos minutos apúrate.

Se marcha del lugar dejándola en frustrada y ansiosa en partes iguales.

El efecto mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora