You know my name [James Bond y tu]

Capítulo 2

-¿Perdone? Nunca he necesitado a nadie para hacer mi trabajo –dije yo quejándome.

-Yo tampoco –incluyó James.

-No hay nada que discutir –cerró el tema- Mañana por la tarde sale vuestro vuelo dirección Nueva York.

-¿De verdad es necesario? –continuó él, yo decidí permanecer callada- Uno de los dos puede ocuparse.

-Trabajas para mi Bond –se encaró- así que vas a acatar mis órdenes por una vez.

No dijo nada, solo se quedó mirándola sin expresión alguna.

-¿De qué se trata? –pregunté.

-Estamos siguiendo a un hombre llamado Buonaparte Ignace Gallia, más conocido como Sr.Big –nos hizo un gesto para que nos sentáramos, ambos aceptamos y nos sentamos en frente de M.

-He oído hablar de él –interrumpió James- es un criminal estadounidense que tiene vínculos con el SMERSH.

-¿El SMERSH? ¿Los Muerte a los Espías? –exclamé yo, había oído hablar de ellos.

-Así es –afirmó- es un departamento de contrainteligencia en la Unión Soviética. Su dedican a arrestar, según ellos, ‘traidores, desertores, espías y elementos criminales’

-¿Y qué está haciendo este Sr.Big? –preguntó, entonces M nos dio una carpeta donde estaba toda la información.

-Se sospecha que vende monedas de oro del siglo XVII para financiar operaciones de espionaje soviético en América. Estas monedas de oro han estado apareciendo en Harlem y en Florida, creemos que forman parte de un tesoro enterrado en Jamaica.

La verdad es que estaba emocionada porque parecía algo fácil e interesante.

-Bien, leeros este informe sobre Buonaparte. Quiero que estéis bien informados.

James y yo asentimos con la cabeza y M nos dio permiso para irnos. Nada más salimos yo perdí de vista a James. No me preocupé mucho dado que era uno de los mejores en su trabajo.

Miré la hora. Todavía era pronto, y dado que mañana me iba a Nueva York, no me iban a asignar ninguna misión. Así que tiempo libre para mí.

Comencé a caminar por los pasillos de la agencia, eran anchos y lujosos, pero aún mantenían ese toque tecnológico futurista. Doblé una esquina y me choqué con alguien.

-¡Ay! ¡Mira por dónde vas! -me levanté lista para desatar mi ira contra aquella persona, pero al ver quien era me tranquilicé- ¡Henry!

-Hola, Zedd.

Henry era un hacker y analista de la agencia. Lo había conocido tiempo atrás en una de mis misiones. Y lo admito: era muy bueno.

-¿Qué tal estás, hacker?

-Bueno, no me quejo. Ya sabes, un software por aquí, un cortafuegos por allá, una entrada trasera de un ordenador con un virus gusano.

-Ya, no me cuentes más, nunca entiendo de lo que me hablas.

-¿No sabes que es un software de gestión de códigos beta? –yo me quedé mirándole- No, sin duda no lo sabes.

-Te lo dije –vi en el suelo un Ipod de la agencia, probablemente de Henry. Lo cogí y se lo di, pero antes vi algo de Japón- Así que vas a ir a Japón..

-Sí, siempre he querido ir allí –dijo mientras cogía el Ipod.

-Henry, ya has ido a Japón. ¿No recuerdas aquel profesor chiflado al que detuvimos en el puerto militar japonés?

-Sí, pero me refiero de ir a Japón para conocer su cultura sin que un profesor loco intente librar un virus mortal sobre la población.

-Ningún viaje es perfecto –sonreí.

-Ya, bueno, ese viaje fue.. –el Ipod sonó y él empezó a teclear y a leer- Me tengo que ir, me necesitan en el laboratorio.

-Vale, suerte.

-Gracias –comenzó a caminar y de repente se paró- La próxima hablaremos de ti y no de mí.

-Ya te gustaría –grité un poco para que me oyese.

Él se rió ante mi comentario y siguió su camino.

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17:50. Yo ya estaba sentada en el avión. Lo extraño era que era un vuelo público, es decir, no íbamos con el Jet privado de la agencia. Eso sí, íbamos en la categoría Business.

Me senté al lado de la ventana y miré por ella. Unos segundos más tarde alguien se sentó en el asiento de enfrente, miré y era James. Allí estaba, mirándome.

-Hola –saludé.

-Hola –me saludó de vuelta con un intento de sonrisa.

La situación se volvió un poco incómoda, y no hablamos durante unos minutos. Hasta que sonó el teléfono de James, era M. Nos saludamos y después nos dijo que teníamos que hacer al llegar a Nueva York y con quién nos teníamos que reunir.

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