Inserte nombre en la línea vacía: "______".
—Quiero que digas "aahh".
Ordenó la princesa Ari, sostenía una cucharada de helado que dirigía a la boca de Clemont. El chico obedeció sin muchas ganas y se tomó la cucharada.
Estaban ambos en el alto balcón del jardín trasero del palacio Cénit, ambos sentados en sillas blancas, siendo separados por la redonda mesa del mismo color.
—¿Es delicioso? —cuestionó la pelirroja con una tierna sonrisa.
—Sí, supongo…
—¡Pues claro que lo es! Este helado de vainilla fue hecho con los más selectos ingredientes, tienes suerte de poder probarlo —presumió—. Ahora bien, aquí va otra cucharadita.
A Clemont no le quedaba más que aceptar el helado, y por más que el helado fuera increíblemente delicioso, el rubio no podía disfrutarlo estando con alguien tan horrible como Ari.
Pasado un rato, la princesa decidió que era suficiente helado para su "tesoro", así que tomó la gran copa de vidrio entre sus manos y dijo al rubio.
—Quédate aquí, no tardaré en volver. Cuando lo haga quiero que me lleves a dar una vuelta por todo el jardín.
Se retiró hacia dentro del palacio. Clemont suspiró profundamente apenas desapareció, se sentía desanimado, solo, y fastidiado. Su único consuelo era que más tarde sus amigos vendrían a salvarlo, solo tenía que esperar, pero ¿cuánto tiempo tiene que esperar realmente?
El chico se recostó sobre la blanca mesa y cerró los ojos, sumiéndose en sus propios pensamientos. Pero en breve, un pequeño ruido lo hizo levantar la cabeza y observar al suelo.
Era un pokeball que cayó de su bolsillo, qué extraño, no se le suelen caer cosas de sus bolsillos tan fácil. Al recogerla y volver a guardar el objeto en su bolsillo se percató de que no había mucho espacio para el mismo, dándose cuenta también de que esta es una pokeball de más.
La miró un poco más de cerca y encontró una pegatina sobre ella, tenía el dibujo de una luna. Pensó que a llo mejor no estaba vacía y había un pokémon dentro, pero si lo hubiera ese pokémon no sería suyo.
De todos modos no perdía nada, intentó abrir la pokebola, lo cual para su sorpresa logra, y libera a un pokémon de gran tamaño.
—¡Groff! —era un Stoutland.
El pokémon miró a su alrededor algo confuso, pues no conocía el lugar y no encontraba a su entrenadora, pensaba armar una buena si no la encontraba, pero entonces reconoció a Clemont enfrente de él.
—U-un Stoutland… pero creo que ya te he visto —dijo el rubio y se arrodilló frente al pokémon—. Eres el pokémon de ______, ¿no?
—¡Groff, groff! —asintió.
—No parece que haya puesto tu pokeball en mi bolsillo por error, probablemente te dejó conmigo hasta que ella y los demás vinieran a buscarme —acercó su mano para acariciar al perro—. Tendré que devolverle su pokémon más tarde, por ahora, cuento contigo…
El pokémon emite sonidos indicando estar contento, y con esto, el Stoutland decide permanecer al lado de Clemont. Pero entonces, la criatura percibe a alguien acercarse y se pone a la defensiva mientras gruñe.
—¡Kyaaa! —grita una pelirroja— ¿Qué hace esta criatura en mi casa?
Solo era Ari volviendo al balcón acompañada de su pokémon Furfrou.
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꧁Carnaval Del Color꧂ {Clemont Y Tú}
Fiksi PenggemarInserte nombre en la línea vacía. ______, una bella joven de 16 años de edad.🍥 Alegre, considerada, segura de sí misma y sus pokemon; y a veces, algo descuidada y torpe. 🌈 Después de recorrer toda su región natal, Teselia, abandona esta para ir a...