KURAKU II: CHI TO REI "NESTS CHRONICLES"

Capítulo IX: «Kyōi shūrai» «Una nueva amenaza»

Un segundo. Un solo segundo es lo que se necesita para que la vida de un giro de 180 grados; fue el tiempo en que sus recuerdos quedaron suspendidos. Estaban cruzando el pequeño parque frente a su casa, en aquel lugar jugaban casi a diario, si bien no se llevaban muchos años aun así varias personas pensarían que ella era demasiado mayor para jugar con su hermano pequeño, pero a ambos les fascinaba pasar tiempo juntos, por lo que cada tarde se dejaban llevar por su niño interno, además no era la primera vez que Miu caminaba por ahí sabía de sobra que era más rápido atravesarlo que rodearlo por completo, no es que se les hubiese hecho tan tarde, en absoluto, simplemente que podrían aprovechar ese tiempo para irse con tranquilidad sin empezar a correr a medio camino ya que el andar de Shinobu era más corto que el de su hermana por lo que tenían que acostumbrarse el uno al otro. Apenas iban a dar un paso bajo la acera cuando aquel auto, o mejor dicho, una camioneta negra pasó frente a ellos, la puerta es abierta aun en marcha y dos pares de brazos jalaron a su hermano por sorpresa, apenas tuvo tiempo para medio reaccionar, estiró su mano con la esperanza de que Shinobu la tomase, pero no fue así, la puerta es cerrada, los gritos del menor resonaron en su cabeza, ese y muchos días más, quedó con su mano en la misma posición, casi como si fuese una estatua, sus ojos comenzaron a humedecerse y un grito de auxilio emergió de lo más profundo de su ser.

Fueron en vano las investigaciones, nadie más que ella había visto lo sucedido, sobra decir que su familia comenzó a pasar por los peores momentos de su vida, y el pequeño Amou tampoco sabía todo lo que le esperaba.

Muy lejos de ahí, en Hibayama un par de miko llaman a Shinta-san quien estaba durmiendo pues había estado despierto toda la noche intentando seguir el ritmo de las oraciones que sin parar emanaban de los labios de una pequeña, se talla los ojos levantándose con parsimonia, aún no quería aceptar la realidad que se habría paso ante él, deseaba seguir siendo la cabeza del templo lo que implicaba no ser molestado de esa manera, no es que le desagradasen sus obligaciones, pero todo era tan diferente, su rango como superior era algo que en poco tiempo terminaría pues la persona que le ha llamado con urgencia era el miembro más importante de todos ellos, incluyendo al clan Yata/Kagura.

-Buenas tar...

- Llega tarde Shinta-san – la voz firme de la menor quien seguía en posición de meditación le provoca una cierta molestia, él era el mayor, ella le debía respeto, más aún si todavía era una simple chiquilla consentida

- Lo siento Izanami-sama – farfulle el viejo con tono condescendiente, pese a ello la pequeña no abre sus ojos, algo que le hace enojar un poco más ¿no se merecía acaso que le viese? Intentaba tener la cabeza fría, darle su lugar a ella también, pero con ese físico le era imposible.

- Debemos regresar al templo, tengo que ir con mi padre – Shinta-san suspira con algo de fastidio oculto en resignación, no era ni por asomo la primera vez que se lo pedía, aunque habían pasado un par de meses desde la última vez, ¿tenía que explicarle por enésima vez el por qué no podía permitirle volver? Quizás sí.

- Aún no podemos regresar, hemos pasado mucho tiempo aquí, deberíamos estar ya a una cuarta parte del Shikoku Henro (es un camino de peregrinación que recorre 88​ ​ templos budistas alrededor de la isla japonesa de Shikoku), sin embargo, no ha querido moverse de aquí ... Izanami-sama– al decir eso último ocupa ese todo mandón de siempre suavizándolo con el "Izanami-sama"

- He dicho, que debemos regresar – cuando el mayor posa su mirada en la hija de Reiji esta le observaba con seriedad, nota que esos ojos tienen un brillo diferente al de siempre, ahora se puede percibir un alma antigua emanar por ellos, no sabe cómo explicarlo, pero no quedan señas de la pequeña Izanami que raptase tiempo atrás para obligarla a despertar lo que habitaba en su interior, aquello que ahora percibía en esas iris. – Algo ha comenzado, la Makaru Kaeshi no Tama ha despertado, o está a punto de hacerlo...