¿Quien eres tu? y ¿por que quieres que sea un Rey?

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Después de superar el evento anterior, nuestros héroes lograron concluir su acuerdo con el mago y, una vez finalizado, continuaron su camino hacia Ever Green.

- ¿Estás listo para despertar tu mana? - preguntó Hayami.

- La verdad... estoy nervioso - respondió Makoto.

- Tranquilo, Makoto, estoy aquí - le tranquilizó Hayami.

- Gracias, Hayami, sé gentil por favor - expresó Makoto, pero enseguida soltó un grito al sentir un golpe en el pecho cuando ella empujó con fuerza el cristal en su pecho. - ¡Aaaah! ¡Hayami! - exclamó antes de ser transportado a un lugar muy oscuro, apenas pudiendo ver más allá de una pequeña luz al fondo.

- ¿Dónde estoy? ¿Qué es esa luz? - se preguntó mientras avanzaba hacia la luz que se hacía más grande, finalmente encontrándose frente a una puerta de cristal.

- Estoy seguro de que esto no es normal - reflexionó mientras abría la puerta y se encontraba con una piscina gigante de profundidad insondable. Un gran hueco en el techo oscuro del cuarto parecía no tener fin, pero pronto notó una llave y la giró. Entonces, todo el lugar tembló como si fuera un terremoto, y desde el hueco comenzó a caer un líquido dorado y brillante, llenando la piscina hasta detenerse, sin que Makoto pudiera ver el fondo.

- ¿Ahora qué? - preguntó antes de ser arrastrado por la piscina, una caída interminable que lo llevó a sumergirse en un líquido dorado y, finalmente, a la oscuridad total.

Cuando finalmente abrió los ojos, vio a Hayami mirándolo mientras yacía en el suelo. Sonrió y le acarició la mejilla, provocando un leve sonrojo en ella.

- Quítate, no puedo levantarme si estás encima de mí - bromeó Makoto, empujando suavemente su rostro con la mano.

- ¡¿Cómo te atreves?! ¿Ya te sientes poderoso por usar ese cristal?! - respondió Hayami.

- ¡Ah! ¡Cierto, el cristal! ¿Dónde está? - exclamó mientras buscaba el cristal en su pecho y su cuerpo en general.

- ¡Ahg! ¡Como sea! El cristal ya fue absorbido por ti. Lo más probable es que ya puedas usar magia. ¿Por qué no pruebas con un Grimorio? Cuando lleguemos a la tienda de Morfeo, pídele al mago un Grimorio en lugar de la poción de mana - sugirió Hayami.

- Seguro... - asintió Makoto.

- ¿Tienes sed? Hay un río por aquí cerca - informó Hayami mientras lo ayudaba a levantarse.

- Claro... - aceptó Makoto, siguiéndola hacia el río.

El río era cristalino, rodeado de exuberante césped verde. Makoto, se acercó y, por primera vez, se observó en el reflejo del agua. Su cabello era negro y ligeramente largo, peinado hacia atrás. Sus ojos eran de un tono café oscuro, apenas distinguibles. Su piel era pálida, y tenía labios delgados y mejillas esculpidas. Comenzó a prestar atención a su atuendo: una camisa blanca de cuello en "u", pantalones negros de tela y botas negras.

- Vaya... - comentó, a lo que Hayami levantó una ceja con curiosidad.

- ¿Qué? - preguntó ella.

- Nunca antes me había detenido a pensar en cómo luzco. La verdad es que no estoy nada mal... - reflexionó Makoto.

- Ja... - suspiró Hayami, sentándose. - ¿Vas a beber agua o seguirás mirándote en el río?

- Ah, claro... - respondió Makoto, tomando agua en sus manos y bebiéndola hasta saciar su sed.

- ¿Listo, capitán? - preguntó Hayami con tono burlesco mientras se levantaba y continuaban su camino.

- Seguro - aceptó Makoto, levantándose y regresando a Ever Green.

- Oye, Hayami, espera un momento. Me siento mal... - dijo mientras se aferraba el estómago.

- Tal vez sean los efectos secundarios. Creo que lo mejor es seguir caminando - sugirió Hayami, ignorando sus quejas.

- Mierda, Hayami... ¡creo que voy a vomitar! - exclamó Makoto antes de vomitar un líquido negro y viscoso, en lugar de restos de comida, este liquido negro tenía un aspecto similar al petróleo.

- ¿Makoto? ¿Estás bien? Bueno, parece que no... - murmuró Hayami.

- Mierda, esto no está nada bien... - añadió Makoto antes de desmayarse y entrar en un sueño oscuro. En este sueño, se encontró en una habitación completamente negra, con agua a sus pies y una luz creciendo en el horizonte. Poco a poco, la luz se hizo más grande hasta que alguien comenzó a hablar.

- Vaya, por fin te encuentro. Zernon me dijo que te encontró... - dijo la voz.

- ¿Quién eres tú? ¿Y cómo puedes estar dentro de mi cabeza? - preguntó Thanatos en alerta.

- Verás, yo me llamo Dios. Soy el ser que te dio una nueva oportunidad... - reveló la voz misteriosa.

- ¿Dios? Ya veo... Zernon ya te había mencionado, pero no entiendo por qué decidiste darme una segunda oportunidad... - inquirió Makoto.

- Creo que tendré que responder eso. Verás, "Dios" es en realidad un puesto. Aquel que lo ostente será reconocido como el ser más poderoso del mundo y tendrá el poder de pedir un deseo cada 200 años al reunir el poder de todos los ángeles y el suyo propio. Mi deseo fuiste tú, resucitar a un joven cuya vida sea lo suficientemente miserable como para tratar de alcanzar el máximo poder usando el resentimiento y el odio.

- Pero... ni siquiera recuerdo mi vida pasada. ¿Cómo podría usar el poder que mencionas? - preguntó Makoto.

- El odio ya lo llevas en el alma. ¿Viste ese vómito negro? ¿Verdad? Eso representa toda la magia que está apareciendo poco a poco en tu cuerpo. Y ese color negro indica que es magia oscura. Eres único, me alegro de eso. Los que vinieron antes que tú nunca poseyeron un gran poder y menos ese.

- Ya veo. ¿Cómo lo uso? - preguntó Makoto con cierta expresión de curiosidad.

- Bien, recuerda tu vida y canaliza tus sentimientos. El mana oscuro tiene infinitas posibilidades. No lo desperdicies - aconsejó Dios.

- Jamás lo haré. De hecho, agradezco que me hayas dado otra oportunidad, incluso si mi vida anterior fue un desastre. ¿Hay alguna forma de pagarte? - preguntó Makoto.

- Claro, conviértete en Rey para que pueda pelear contigo. Mis días se han vuelto muy monótonos y quiero algo de emoción. Vuélvete el Rey más poderoso de todos - propuso Dios.

- Pero, ¿Cómo hago eso? Soy solo un humano... y un Rey... - expresó con inseguridad Makoto.

- Solo porque me gustaría pelear contigo, te diré qué hacer. Cada año se celebra una competencia de equipos en todos los reinos. Primero la fase uno en el reino de los elfos, la fase dos en el reino de los enanos, la fase 3 en el reino de los demonios, la fase 4 en el reino de las bestias y la fase 5, la última, en el reino de los Humanos, en tu caso, claro. En la última fase, se elige al líder del equipo para pelear contra el rey, y si lo vences, obtendrás su cargo.

- ¿Así de fácil? ¿Solo tengo que buscar un equipo y listo, no? - preguntó Makoto.

- ¿De verdad crees que es fácil superar esas pruebas y luego derrotar a un Rey? Todavía no controlas la magia. Ganarle a un Rey es tan difícil como un ratón matando a un león - advirtió Dios.

- Entiendo... - murmuró Makoto, mientras se frotaba la barbilla.

- Bueno, muchacho, creo que eso es todo por hoy. Le enseñaré algunas cosas a Zernon y le diré que te entrene para que sepas cómo usar tu magia oscura. Además, creo que te ayudaré con tus recuerdos... - anunció Dios, mientras un brazo se extendía desde la luz brillante y tocaba la frente de Makoto, indicando que algo estaba a punto de suceder.

La resurrección de un Dios T.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora