La resurrección de un Dios T.1

¡Hagetaka!

- ¡Tú, rápido! ¡Trae las jaulas con la mercancía! - exclamó un hombre.

- ¡Sí, señor! - respondió el hombre.

- Estos bastardos siempre llegando tarde. ¿Dónde está mi mercancía? - preguntó el primero.

- Aquí está, señor. Disculpe, señor - dijo el hombre mientras dejaba una jaula.

- ¡Hola, pequeño! ¿Cómo estás? ¿Sabes a dónde te enviaremos? - le preguntó el primero al prisionero.

- Por favor, señor, ¡se lo suplico! Solo quiero irme a casa con mis hijos y mi familia... ¡No le hice nada! ¡Por favor! - suplicó el prisionero mientras lloraba desesperado.

- No, no me hiciste nada... Pero tus habilidades me darán mucho dinero. Probablemente trabajaras para alguien, matando niños inocentes o robando tiendas, o, si tienes suerte, solo cortando césped.

- ¡No, por favor! ¡Haré lo que sea! ¡Cualquier cosa! - dijo el prisionero mientras trataba de liberar sus manos atadas.

- Pues entonces, deja de moverte - dijo el hombre, antes de darle una descarga eléctrica que dejó inconsciente al prisionero - Perdedor.

Aquel hombre entre las sombras, el hombre que podía doblegar incluso a un paladín, el hombre que podía matar a un jefe de paladines con facilidad, se llamaba "Fudo".

Fudo era el más temido en el Libro Negro.

El Libro Negro era una lista de aventureros, caballeros, ciudadanos y paladines que habían traicionado a su reino o habían cometido crímenes inenarrables. Sus nombres se incluían en ese libro para que los cazadores de recompensas pudieran capturarlos o asesinarlos a cambio de una recompensa.

Fudo tenía un apodo: "El titiritero", debido a su magia de hipnosis que le permitía controlar las mentes de sus oponentes para lograr sus objetivos. Aunque era un criminal, su grupo, "Hagetaka", era contratado en secreto por diferentes reinos, aunque también se dedicaban a algo terrorífico en secreto.

- Fudo, líder de Hagetaka, un hombre de 50 años que posee los elementos agua, hielo e hipnosis... - informó un hombre sobre una jaula gigante en la misma habitación que Fudo.

- ¿Cómo es su apariencia, señor? - preguntó un caballero.

- Cabello largo hasta la espalda superior, cabello blanco, tez blanca, estatura de 1.80 metros, con un parche en el ojo derecho. Aunque tiene 50 años, parece tener 60. Siempre lleva el mismo conjunto de ropa: una chaqueta de piel color café, una camisa azul, pantalones marrones y botas de color chocolate. Aunque parezca viejo, tiene una fuerza física impresionante. Tengan cuidado...

- Disculpe que lo diga, pero... ¿está obsesionado con él? - comentó uno de los caballeros que estaba presente.

- Lo sé, pero es por una buena razón. Fudo tiene secuestrado a mi hijo - dijo el general.

- No lo sabía, disculpe, mi señor.

Hubo un silencio en la habitación, pero luego...

"Los encontré", pensó Fudo.

Lanzó una estaca de hielo directamente hacia uno de los caballeros que se encontraban encima de la jaula detrás de él. La estaca atravesó el hombro del caballero.

- ¡Mierda! - gritó el general.

- Bingo... ¡vamos! ¡Salgan de ahí y peleen como hombres! - exclamó Fudo.

Los 5 caballeros salieron de su escondite, incluyendo al general.

- ¡Fudo! Tenemos una orden de arresto contra ti... Pero te seré sincero, no tengo muchas ganas de arrestarte sin antes darte una buena paliza - dijo el general mientras uno de los caballeros curaba el hombro herido de su compañero.