Aveces la vida te cierra las puertas, ventanas y pone paredes para que evites cumplir tus sueños, pero Nico no tenia sueños, tenia metas, metas que tenia que cumplir cueste lo que cueste, no estaba en su mejor momento o en forma para ganarlo todo.
Todo comenzo por ver a su familia destrosada por el fuerte pasado que habia sucedido un trauma que perduraria por un buen tiempo, por que levantarse seria lo mas dificil, el padre de Nico motivo a la familia corriendo un maraton en casi 6 horas, fue lo que desperto la esperanza del pequeño Nico de 10 años, despues de unos meses le comento a su papá que queria correr su padre le dio su apoyo y lo entreno.
"Recuerdo mi primer entrenamiento, fue como vivir otra vez" me di cuenta que mi padre era corredor de mucho aguantar pero... ¡Yo queria ser rapido! Lo que mas me gustaba de correr era que no te ponian limites vivias em verdad la vida junto a la persona que mas amas años atras no conocia el amor paternal, pero empeze a conocerlo junto a los pasos de mi padre que hasta ahora no me a bajado los brazos, entraba todos los dias cerca de una hora, pero me di cuenta que mi padre entrenaba ¡Aun más! En las mañanas se levantaba y no regresaba hasta el mediodia, un dia me desperte temprano y me consegui a seguirlo, despues de un rato se dio cuenta que lo seguia por que al subir los matorrales de los cerros se escuchaban los pasos de mis grandes tenis, "¡Ven! No temas, me dirijo a las cordilleras del cerro de Santa Maria, despues de un rato de correr llegamos a una montaña gigantesca llamada "El Desahuciado" mi padre odiaba subirla y decia que solo los corredores profesionales podian subirla y regresar a salvo, por que estaba llena de peligros, asi que la rodeamos pero al poco rato de seguir corriendo ví un pedazo de meceta color amarillo como el trigo, nos acercamos mas y vimos las praderas de Santa Maria, lo que separaba los dos estados mexicanos mas peligrosos "Aveces, no todo lo hechado a perder es horrible, solo hay que aprender a usar lo bueno".
