Un desafortunado joven se encontraba llorando frente a un ataúd mientras todos los espectadores se susurraban entre ellos, chismorreando sobre lo que decían del chico: «Es el portador de una maldición», «Cada pareja que se consigue, muere. De seguro es un viudo alegre con todo el dinero que le queda», «Ni loco lo amaría, no quiero morirme», entre muchos horribles comentarios.
—Tobirama. —llamó una voz varonil al joven.
—¿¡Qué quieres, Uchiha!? —interrogó Tobirama con furia mientras lloraba encima del ataúd de Kagami—¿¡QUÉ NO VEZ COMO ESTOY!?Madara mantuvo silencio al escuchar las palabras del Senju. Lentamente se arrodilló al lado del joven para abrazarlo.
—Le prometí a Hashirama y a Izuna que te cuidaría. —recordó el mayor.
—Lo sé... Solo... No soporto esta situación. Una vez que siento que en verdad puedo amar y pasa esto. —comentó Tobirama con mucho dolor mientras se giraba para ver a los innecesarios espectadores—. Y odio que hablen a mis espaldas... Yo jamás mataría a alguien que amo.
—Lo sé. No hay que hacerles caso.
—Uchiha, lo haces ver tan fácil porque eres un príncipe y si quieres lo puedes ordenar y listo; pero yo soy un simple vasallo, un campesino que perdió a toda su familia y ahora pierde a cada pareja que tiene.
—Aún me tienes a mí. —musitó Madara con un poco de burla.
—No gracias, seré de clase baja, pero mis estándares son altos.
El Uchiha decidió pararse y hacer que el Senju lo acompañara, pero jamás abandonó el abrazo. Todo ese tiempo estuvo abrazando al menor. Quería consolarlo luego de tan crudas situaciones.
Sabía que el padre de Tobirama y los hermanos fallecieron bajo una extraña enfermedad, años después cuando Izuna se comprometió con Tobirama el menor de los Uchihas terminó falleciendo y ahora ya iban ocho parejas que Tobirama iba perdiendo.
—Lamento que pase todo esto, en serio. —Madara trató de disculparse.
—No es tu culpa. Jamás lo sería. —dijo Tobirama mientras trataba de secar sus propias lágrimas.
—¿Seguro que no tienes enemigos? Capaz que alguien te hizo brujería y tienes una maldición encima.
—No creo en la brujería, Madara. Creo que solo es... ¿Coincidencia?
—La policía piensa que eres sospechoso de otro asesinato.
—No encontrarán pruebas porque yo no maté a nadie, además tengo coartada.
—¿En serio?
—Sí. Desde ayer lo pasé en la casa de mi prima Toka, me sentí demasiado solo.
—Sabes que si te sientes solo puedes llamarme.
—Lo sé, pero ya es demasiado con que me cuides después de que Hashirama falleció.Madara tomó la mano diestra de Tobirama, la llevó a sus propios labios y besó el dorso de esa de forma delicada.
—Puedes contar conmigo. —dijo Madara luego de dar el beso en la mano.
—Si sigues actuando de esta manera, van a creer que somos algo y ya estarán creando tu ataúd. —musitó Tobirama con burla, estando un poco sonrojado por la reacción del mayor.
—Soy un príncipe, puedo hacer lo que yo quiera, además dudo que alguien tenga el valor para matarme y vivir para contarlo, ¿no crees?
—No alardees, Uchiha. ¿Debo recordarte todas las veces que mi hermano pateó tu trasero?
—Hashirama era la única persona que podía ganarme y así quedará.
—Puede ser que yo sea el siguiente que pueda ganarte. —dijo el menor mientras se separaba y buscaba su propio rumbo a su propia casa, dándole la espalda al mayor.
—Lo dudo. —dijo el Uchiha mientras lo vio partir y en un susurro añadió—. Porque ya ganaste desde hace mucho.
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Aiyoku no Prisioner
FanfictionUn bello joven posee una horrible maldición: todo aquel que ama románticamente terminará en la tumba. Un príncipe de la nobleza también posee una maldición por algo que siempre ha querido, ¿se podrán consolar entre ellos o la maldición perdurará pa...