Terror En La Oscuridad

13. Sombras

Nunca le he temido a la oscuridad, siempre he vivido así, entre las penumbras, a oscuras, lo que me daba miedo, era la luz, nunca me gustó. Tanta belleza, tanta bondad, no podía ser real. No debía ser real. Papá siempre me dijo que no me acercara, que no saliera de casa cuando esta estaba alumbrando o las consecuencias serían terribles, siempre pensé que se refería a un regaño o a un castigo suyo. Jamás esperé que se tratara de esto.

Hace tres años, en una etapa de rebeldía, salí. Y Dios (si existe) sabe cuanto me arrepiento de eso. Desde hace tres años estoy con Erik, siempre la misma rutina, se levanta, desayuna, luego a la escuela, abandona la seguridad de su casa, y luego de unas largas y a veces eternas 8 horas, vuelve a casa, vuelve conmigo. Vuelve a mi. Sin embargo, hoy es diferente, por primera vez, intentó salir de acá, y... lo consigo. Por fin podré ver a donde Erik va cada tarde. Lo saludo. Grita. Lo golpeó. Fue un reflejo, no quería hacerle daño...

Algo rojo escurre de su cabeza, ¿Lo habré matado? Espero que no, a pesar de que es diferente, me cae bien, No es como yo, pero es algo con lo que he aprendido a lidiar, me acerco. Lo huelo. Siento su pulso, aún respira. Suspiro, aliviado. Pruebo un poco del líquido que sale de su cabeza, mmm, dulce... Pruebo otro poco... Quiero más.

Después de un rato, Erik se ha ido. Despertó, volvió a gritar, y se volvió a desmayar. Esta vez no despertó, y yo no podría estar más feliz por ello, ya no me verá con esos ojos azules.

Después de unas horas, limpio mi cara con su camisa... Y me doy cuenta de mi terrible error, me lo he comido. Ya no podré volver con papá... He comido del fruto prohibido, y ahora debo pagar el precio.

Seré esto por siempre. Un monstruo. Cenizas.

Una sombra.