Mañana

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Si le llegan a preguntar a Koko sobre cual era su parte del día favorita, con toda seguridad logrará decir que las mañanas, frescas y tranquilas donde sólo tiene que levantarse para brillar como toda persona exitosa que es.

Un beso de buenos dias si lograba darle muchas energía y ánimos de continuar la rutina que algunas veces era aburrida, pero aquella magía sólo surgía efecto si esos besos venian de su pareja Seishu quien siempre se encontraba dispuesto a darle todo de su cariño.

Aún no le encontraba la gracia al tomar un desayuno pues siempre tuvo esa costumbre de saltarse la primera y última comida de aquel "orden", en su defensa no le daban nada de provecho y ensuciar unos cuantos platos por una comida ligera era un desperdició de tiempo. Bueno aquello cambio con la llegada de su pareja a su vida, lo levantaba temprano y los dos preparaban sus desayunos por que sabía que si no tomaba las 3 comidas, Seishu de todos modos se enteraria y no sería nada lindo discutir con el del tema.

Justo ahora aún somnoliento sintió un beso en su mejilla que suponía era su despertador personal tan querido.
— Buenos días mi príncipe.— comento Inui repartiendo más besos en su mejilla hasta que la mano de su pareja lo apartó de su rostro y se levantó.

— Seishu deja la miel un rato, y buenos días.— aún con un rostro malhumorado por ser interrumpido su sueño, se acercó con los ojos más cerrados que abiertos a su mejilla dandole un leve beso, que ni era uno bien dado.
Eso mismo noto Seishu y sintiendose más que alegre por ser correspondido sus gestos, antes de que el rostro de Koko se alejara totalmente, lo tomo por el mentón y le dio un fuerte beso logrando con satisfacción que sus ojos se abrieran totalmente denotando que ya estaba despierto.

Apenas termino ese ligero tacto Koko suspiro y río divertido, no era fan de los besos mañaneros por que...no era necesario explicarlo pero aún así le gustaba tanto sus pequeñas muestras de afecto sorpresivas.
— Si me preparaste el desayuno, ¿No?.— comento burlón mientras removia sus cabellos y estiraba sus brazos resonando por el cuarto su cuerpo contracturado a causa de estar sentado en la silla todo el día, algo que odiaba de Manjiro, su jefe.

— Te lo preparé, esta en la mesa, ¿Vamos?.— el pelinegro sonrió, se sento en aquella cama matrimonial y fue a gatas a la orilla de la cama para colocarse sus zapatos.
— Vamos rápido que me muero de hambre~!.— mintió ligeramente y siguió con lo suyo.

Era normal eso, ir en pijama hasta la mesa, desayunar, una serie de besos más y seguir con las labores del día. Para ellos estaba bien compartir un poco de ese tiempo libre que tenian, después de todo eran pareja y eso estaba bien, cada muestra de afecto dejaba a ver el cumplimento de sus votos matrimoniales, donde un beso fue el pan de cada día y un toque la promesa de compañía.













One-shots InukokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora