Día #3

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Jiang Cheng supo que todo había vuelto a la normalidad cuando al día siguiente tuvo que tirar a su hermano de la cama y empezar a darle almohadazos a lo bestia para que se despertara. 

Su hermana  ya los esperaba con el desayuno listo para empezar el día con energía;  y solo bastó una pequeña amenaza de su parte para que ambos jóvenes bajaran a toda velocidad a la mesa y empezaran a desayunar como la bella familia que eran.

Una vez que termininaron se dirigieron a alistarse a sus respectivos cuartos, ya que acordaron salir  de paseo al centro comercial después del desayuno.

Cuando Jiang Cheng estuvo listo quizo salir de su habitación, pero ni bien abrió la puerta se encontró con su hermano tirado en el suelo. Al percatarse que Wei Ying se había caído de espaldas por que estaba arrimado en su puerta y que al abrirla se cayó; estalló en carcajadas.

—Uno viene bien pacíficamente y así es  como se le recibe.... Eres muy cruel A-Cheng—. Se quejaba Wuxian mientras se sobaba la cadera.

—Es tu culpa por ser un idiota. Quién te manda  a estar así en mi puerta—. Seguía burlándose el menor.

Derrepente Yanli se asomó por la entrada y preguntó a los muchachos si ya estaban listos y antes de siquiera responder, Wuxian se había levantando del suelo como un resorte para después tomar la mano de Yanli y Cheng y abrazarlos fuertemente.

—Mis hermanos en realidad son descendientes de los dioses griegos, yo lo sé. Mis ojos se deslumbran con su belleza. Mis cuañados no saben lo que tienen. Debería raptarlos y esconderlos.

Yanli solo podía reír ante las adulaciones de su hermano, mientras que  Cheng tenía las mejillas sonrosadas y trataba de liberarse del abrazo.

—¡Qué te pasa, a qué viene eso tan derrepente! Mejor lárgate a decirle esas cosas a tu marido!—. Exclamó una vez liberado de su agarre.

—Cheng, yo siempre alago a mi esposo. Solo que la belleza de Lan Zhan no es de esta tierra, estoy pensando seriamente que en realidad me casé con un alienígena de otro planeta y está esperando el momento correcto para raptarme.... Aunque si te soy sincero no me molestaría en lo más mínimo. Mi Lan Zhan puede hacer conmigo lo que quiera—. Comentó Wei Ying con una cara demasiado seria al principio para después terminar con una gran sonrisa mientras arrastraba a sus hermanos hacia la salida de la gran mansión.

—¡Eres un sin vergüenza! Me compadezco de Lan Wangji—. Finalizó el Jiang una vez que ingresaron al auto de su hermana.

Pero en su mente  Cheng no podía negar el comentario, puesto que pensaba lo mismo de su novio y no se explicaba como el mayor podía ser tan perfecto.    "!No es natural!" Se repetía exasperado; y de pronto ya se encontraba ideando un plan en caso de que sus parejas en realidad sean extraterrestes que quieran llevárselos. La idiotes de Wei Wuxian ya se le estaba pegando y ni siquiera  llevaban una semana juntos.

Bueno, si en algo podía estar de acuerdo con su hermano era con este pensamiento y conclusión lógica: "Estúpidos y malditos genes Lan".

Ya basta los dos—. Reía Yanli ante la disputa de sus hermanos, quienes como perros obedientes pararon y en su lugar se dedicaron a ir cantando las canciones que sonaban dentro del vehículo.

Tiempo después cuando  llegaron al centro comercial, Yanli aparcó el carro en el estacionamiento y el trío de hermanos empezó su día de compras. Pasaban de tienda en tienda probándose ropa, mirando accesorios o disfrutando de un helado y cuando creyeren que ellos ya tenían lo suficiente, empezaron a buscar ropa para sus parejas; idea aportada por Wei Wuxian, quien se encontraba muy empeñado en encontrar alguna camiseta con estampado de conejos para Lan Zhan.

Tú si sabes querermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora