➻ ❝ 𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐀́𝐠𝐚𝐩𝐞... ❞ | ¢нιƒυуυ мαтѕυησ χ ℓє¢тσяα

𝟎𝟎 ||вα¢к. . .

❍❝ Narra Chifuyu. ❞❍

Otra vez aquí, en este lugar al que alguna vez odié venir. . .

Al llegar a la entrada doy un pequeño suspiro y me encamino hacia dentro. Saludo a la recepcionista cuando paso frente a ella, la mujer me sonríe leve antes de volver a ver el computador frente a ella y continuar con su trabajo.

No pregunto la direccion, pues ya sé a que habitación debo ir, lo sé perfectamente y eso no me gusta, lenta e inconscientemente comencé a odiar eso.

Al quedar frente a la puerta de esa habitación, la habitación 2-B, me quedo pensando en si entrar a la habitación o no.

Pasados varios segundos doy otro suspiro y abro lentamente la puerta, maldije en mi mente cuando rechinó.

En cuanto abro la puerta observo dentro y mis ojos captan su figura sentada en aquella camilla. Su mirada parece pérdida, sus ojos no tienen aquel hermoso brillo y su rostro, de alguna manera, se ve triste. Igualmente, parece que no se da cuenta de mi presencia pues sigue observando sus manos, jugando con ellas como si no tuviera nada más que hacer, aunque ahora que lo veo bien, realmente no tiene nada más que hacer.

Doy un paso al frente y cierro la puerta detrás mío, procurando hacer algo de ruido para que note mi presencia, lo cual logro ya que gira un poco la cabeza para observarme. Sus ojos vuelven a tener un pequeño brillo al verme y una ligera pero realmente hermosa sonrisa se forma en sus labios, otorgándome una pequeña tranquilidad.

—Chifuyu. . . —me nombra, casi como si no esperara mi presencia— Bienvenido. . .

—Sí. . . —murmuro acercándome lentamente a la camilla.

—Creí que ya no volverías. . . —susurra cabizbaja, volviendo a ver sus manos— Aunque lo entiendo, seguro tienes mejores cosas que hacer ademas de estar aquí. . . En este lugar. . .

—No es eso. . . Es solo que. . . Los exámenes me tenían demasiado ocupado y. . .

Mentira. Aquellas palabras son sólo mentiras. Alguna vez pensé en no volver a visitarla al hospital, pensé en dejarla, pensé en. . . Simplemente cortar lazos con ella.

Pero me fue imposible, cada cosa, cada acción, independientemente de que fuera mía o no, me recordaba a ella. Y es que, maldita sea, me había acostumbrado tanto a su presencia, a su voz, a sus ojos, a toda ella en general que me fue imposible alejarme por más de dos semanas. . .

—Oh, entiendo. . . —dice, subiendo sus manos a tu rostro para cubrirlo.

Todo queda en completo silencio por varios minutos, ella aún cubría su rostro y yo me negaba a mirarla. . ¿Cómo hacerlo después de que pensé en no volver?

—Yo. . . Realmente creí que. . . Te habías cansado de mí. . .

Cuando la escucho decir eso seguido de un sollozo que fue forzosamente silenciado, levanto la cabeza para verla. Una expresión de angustia se forma en mi rostro cuando noto pequeñas lágrimas bajar por sus mejillas y el como ella intentaba desesperadamente limpiarlas con el dorso de sus manos.

Me levanto de la silla y me apresuro a abrazarla, ubicando su cabeza en mi pecho. Por inercia, ella aferra sus manos a mí, más específicamente al saco del colegio, pues decidí visitarla inmediatamente terminaron las clases.

—Lo siento, lo siento mucho. . . —comento en voz baja y comienzo a cariciar su cabello. Cada sollozo que deja sus labios duele, como si de un golpe se tratase.

Muy pocas veces. . La he visto tan indefensa y frágil. . . Y eso hizo que se sintiera aún peor.

—Volveré a visitarte como antes, así que por favor. . . —bajo mis manos para acunar su rostro y limpio sus lágrimas con mis pulgares, mirándola a los a ojos cristalinos— No llores, ¿Si?

Seguido se eso le doy un pequeño beso en la punta de la nariz, fue un impulso más que todo, pero fue suficiente como para que su rostro y el mío se volvieran completamente rojos así que rápidamente volví a ocultar su rostro en mi pecho para que ella no notara mi sonrojo.

Siento mi rostro arder y eso sólo hace que me de más vergüenza.

—Solo. . . No dejes de venir. . . —murmura, devolviéndome el abrazo delicadamente— Sé que es egoísta pero. . . Te quiero a mi lado, me gusta tu compañia. . .

Siento como mi corazón se estruja al oír su voz quebrada. ¿Cómo fue que pude pensar en alejarme de ti, _______?

—Prometo no dejar de hacerlo. . .

Y sólo esas palabras son suficiente como para que otra sonrisa adorne su rostro.

Creo que. . . No, realmente me alegra estar de vuelta. . .