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Salí del local y comencé a caminar sobre la avenida. Al cabo de dos minutos note unos pasos constantes a unos pocos metros detrás mío, lo cual provocó en mí un estado de alarma ya que la zona en donde se ubicaba mi escuela no era muy segura.
Nunca me había pasado nada malo, tal vez de vez en cuando tener que lidiar con vagabundos o desviar la mirada cuando una prostituta se te queda viendo, pero aún así siempre debía ir alerta por si a caso.

Voltee para mirar quien estaba detrás de mí y pude ver la silueta de un hombre alto, no pude ver su rostro hasta que dio unos pasos más hacia mí. Era Enzo.

—¿Qué demonios haces?

—Al parecer caminar.- dijo de una forma sarcástica.

—No me refiero a eso, casi me matas de un susto. Podrías haber sido un ladrón o un secuestrador ¿no podrías simplemente toser o hacer algún ruido para que supiera que venias detrás de mí?. - Dije hablando algo rápido y casi gritando por el susto.

—¿Y qué si fuera un ladrón o un secuestrador? ¿Qué habrías hecho?

—Se cuidarme sóla.- di media vuelta y seguí caminando hacia el metro.

Después de caminar recto dos cuadras en absoluto silencio, di vuelta a la derecha y Enzo también giro.

—¿Acaso estás siguiendome?.-dije rompiendo el silencio y mirándolo a los ojos.

Él me miró algo divertido pero seguía sin sonreír, soltó aire dejando salir un largo suspiro y luego respondió

—Sólo vamos hacia el mismo lugar, no seas tan exagerada. Pensé que no eras ese tipo de chica.

—¿A que te refieres con eso?

—Sólo olvidalo y sigue caminando.

Rodee mis ojos algo fastidiada por su comentario y actitud despreocupada pero simplemente dí la media vuelta y volví a retomar la marcha. Comencé a caminar más lento de lo normal, y aunque Enzo tuvo la oportunidad de revasarme varias veces y seguir su camino no lo hizo, soltaba suspiros de desesperación de vez en cuando pero se quedó detrás de mí a unos dos metros de distancia.

Cuando por fin llegué a la entrada del metro mire a Enzo de reojo por última vez y camine hacia los torniquetes. Pensé que él seguiría recto pero me di cuenta que de nuevo estaba detrás de mí. Me frene en seco.

—Creí que dijiste que no estabas siguiendome.

—Así es, no lo hago.- me dijo confiado de sí mismo.

—¿Y entonces por qué sigues detrás de mí?

—No eres la única que usa el metro, Cassandra.- después de decir esto cruzó los torniquetes y tomó el metro en dirección contraria a la que yo iba.

Me quedé parada pensando en que tal vez fui algo dura y lo juzgue injustamente cuando él sólo iba hacía su casa y yo me porte como una idiota.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora