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Eran las 6:30 pm y me dirigía al billar que se encontraba frente a mi preparatoria. Iba a clases por la tarde pero ese día mi profesor faltó por motivos personales.
No tenía nada mejor que hacer que ir a jugar una partida de billar con mi amigo Álvaro.

Pase por una estrecha entrada que daba hacia un gran salón con 20 mesas para jugar. Estaban un poco desgastadas por el uso, la verdad es que el lugar no era muy lindo, ya que no tenía ventanas y las paredes estaban pintadas de un azul casi gris, pero tenía algo que te hacía volver, lo más probable es que sea la adicción al juego y no otra cosa.

Busque con la mirada a mi amigo, que media cerca de 1.75, tenía unos ojos café claro y unos labios carnosos, su tez era color caramelo y vaya que era apuesto aunque su mejor atributo no era su cara; tenía unas piernas y un trasero perfecto debido a que practicaba fútbol americano. Me dirigí a él mientras saludaba a Don Javier (era el dueño del local).

Álvaro se encontraba en una de las mesas del fondo. Llegué con él y deje caer mi mochila en la banca más cercana.

— Hola hermosa. - me dio un pequeño jalón y me besó la frente.

—¡Hola!. - Exclame sin acostumbrarme aún a sus repentinas muestras de cariño.

Álvaro me trataba como una hermana menor pero a veces me espantaba el hecho de que una de sus tantas "amigas" me golpeara por la forma en que él me llamaba. Yo sabía que sólo eran muestras de cariño pero al mismo tiempo no terminaban de convencerme.
Era lindo que él cuidara tanto de mí pero yo no era tan expresiva como para ignorar ese exceso de cariño.

— Olvide comentarte que hoy jugaremos con compañía.- dijo mientras me presentaba a unos amigos suyos que yo no conocía.- él es Jorge, Marco, Isaac y Enzo. Chicos, ella es mi amiga Cass.

Los salude a todos y ellos regresaron mi saludo. Comenzamos el juego y todo iba empatado hasta que fue mi turno: le di a la bola #7 y entró limpia, después elegí la #1 y volvió a entrar, por último elegí la #3, esta vez falle, le di mi taco a Álvaro y tomé asiento.

—Juegas bastante bien.- era Marco. Su cabello y sus ojos eran negros y su tez blanca, llevaba una playera pegada que dejaba ver todo su torso y sus brazos bien trabajados.

—¡Gracias! Aún sigo aprendiendo, Álvaro es mucho mejor que yo.- le dije con una sonrisa y él me devolvió una dejando ver sus dientes de conejo.

De pronto uno de los otros chicos se acercó a nosotros.

—Tu turno.- dijo mientras le extendía un taco a Marco.

El muchacho de dientes de conejo se levantó y fue hacia la mesa en donde estaba el juego. Después de eso el otro chico se me quedó viendo y se sentó a mi lado.

—Cassandra, ¿verdad?.- Yo sólo hice un pequeño movimiento de cabeza para afirmar.- ¿Así que estás con Álvaro?

—Sólo Cass. Y no, entre Álvaro y yo nada más hay amistad.- dije ya acostumbrada a tener que aclarar ese punto.

— Bueno, "sólo Cass" .- dijo mientras sonreía de manera sarcastica.- Me llamó Enzo, un gusto conocerte.

Lo mire de reojo evaluandolo de pies a cabeza; su personalidad era algo ruda. Llevaba puesto un chaleco de piel sin nada más por debajo, dejando ver sus brazos que no eran tan marcados como los de Marco pero sí bien tonificados, un pantalón negro algo apretado y unas botas tipo militar. Llevaba cadenas en el cuello y en las muñecas, tenía una perforación en cada lóbulo, media aproximadamente 1.85 y su piel era muy blanca. Las facciones de su rostro eran duras y muy marcadas a excepción de sus ojos, que eran más pequeños y lindos, lo cual le quitaba un poco el aspecto de chico malo.

—Mucho gusto, Enzo.

—¿Por qué estas ahí sentada? ¡Vamos! Ven a jugar, es tu turno.- Álvaro me tendió la mano para ayudar a levantarme y antes de irme mire una vez más a Enzo, el sólo me guiño un ojo.

Después de eso seguimos jugando por un buen rato y mientras tanto Marcó me hacía la plática, era fácil hablar con él ya que su personalidad era muy abierta, en cambio Enzo sólo hablaba de vez en cuando. Me enteré de que en realidad son mejores amigos, lo cual se me hace un poco extraño considerando la forma de ser de cada uno.

No sabía cuánto tiempo llevábamos en aquel local, pero era hora de irme, ya que empezaba a oscurecer.
Me acerque a Álvaro para despedirme de él. Quiso acompañarme pero le dije que no era necesario y que mejor se quedara jugando con sus amigos.

Después de insistir unos cuantos segundos aceptó por fin a quedarse. Tomé mi mochila le di un beso en la mejilla y me despedí de los demás con un ademán.




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¡Hola!✨
Bueno, pues esta es la primera vez que escribo algo, así que espero que les guste y si quieren que continúe subiendo capítulos voten por favor.

First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora