04| un baile

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SI BIEN, KLAUS MIKAELSON HABÍA IDO AL EVENTO PARA ponerle fin de una vez por todas a la bruja Bennett y borrarla del mapa, ya que la adolescente interfería en sus planes, pero también asistió para verla, estaba ansioso por acercarse nuevamente

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SI BIEN, KLAUS MIKAELSON HABÍA IDO AL EVENTO PARA ponerle fin de una vez por todas a la bruja Bennett y borrarla del mapa, ya que la adolescente interfería en sus planes, pero también asistió para verla, estaba ansioso por acercarse nuevamente. Estaba jodido, ¿no? Él era el gran Klaus Mikaelson, la bestia que hacía temblar a los vampiros, lobos y brujas cuando escuchaban su nombre. Una adolescente de hermosos ojos verdes, piel blanca y apetecibles labios rosados que quería besar cada vez que la veía. Pasó su mano por su rostro y soltó un gruñido, era imposible que Diana Stark lo tuviera de esa forma, actuando como un idiota hormonal.

Pero ahí estaba, rodeado de adolescente con mal gusto, ya ebrios y calenturientos, mirando de reojo a su doppelganger que bailaba cómodamente con Stefan Salvatore, su viejo amigo, y a la bruja Bennett. Su mirada se dirigía de a ratos a la puerta con la esperanza de verla. Si bien no estaba seguro de que ella vendría, pues le había preguntado a la mayoría de "sus alumnos" -si, estaba desesperado- si Diana solía frecuentar estos eventos, todas las respuestas fueron negativas.

"Diana Stark nunca viene a estos eventos, lamentablemente quedó embarazada y arruinó su vida."

 Eso fue lo que dijo esa adolescente llamada Dana. Una chiquilla insoportable para su gusto.

"Stark tiene un niño al que cuidar, obviamente no vendrá."

"Es madre, profesor Saltzman. No debe tener tiempo."

Y más comentarios negativos. Hubo personas que se burlaron de Diana por ser madre, claro que Klaus no los dejó volver sanos a sus hogares. Le parecía una falta de respeto como se dirigían hacia la hermosa pelirroja. Estaba seguro de que las personas que se burlaban de ella no tenían la mitad de la inteligencia, paciencia y notas perfectas que obtenía Diana sin esforzarse. Su expediente estaba limpio, sin una mancha por mala conducta o notas bajas. Todas eran diez. Siendo sincero, el híbrido admiraba la fortaleza de la chica, era muy joven para ser mamá y aun así, la directora Sullivan le dijo que Diana era una excelente madre.

Nunca había tenido tantos buenos pensamientos hacia otra persona, pero Diana lograba lo imposible con él.

Klaus se acercó a la mesa en donde estaba el ponche con -supuso- un poco de alcohol y se sirvió un poco, haciendo una mueca de asco al sentir el vodka barato. Su mirada se paseó entre la juventud que bailaba y miró a las mujeres, tantas chicas hermosas, pero sólo una le atascó la respiración e hizo que su piel se erizara.

Ella estaba allí.

Diana Stark se encontraba de pie cruzando las puertas del gimnasio con una rubia colgada de su brazo que daba brinquitos y la sacudía con emoción. Pudo ver en la mirada de la pelirroja que estaba sorprendida, su cuerpo expulsaba timidez, nervios y emoción. Con una sonrisa de lado, Klaus caminó hacia ella. Estaba en duda si acercarse más a su futura mujer utilizando ese cuerpo, pero sabía que no importaba si estaba en el cuerpo del cazador novato o en el suyo, Diana estaba destinada a sentirse atraída a su alma, no a su empaque.

𝙒𝘼𝙍𝙍𝙄𝙊𝙍 / 𝘵𝘩𝘦 𝘷𝘢𝘮𝘱𝘪𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘢𝘳𝘪𝘦𝘴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora