Capítulo 1

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Había una vez,en un bosque muy lejano,un lugar mágico. En él convivían diferentes criaturas. Se podría decir que nos encontramos en un bosque mágico. La apariencia es de un bosque como otro cualquiera:árboles frondosos,hierba y hojas en el suelo y algunos troncos caídos. Pero se respira magia. Sobre todo al final del camino de robles.

Nos encontramos en el año 2017. En mitad de la noche,bajo una luna llena se oye un grito desgarrador. Después el silencio.

Relatado por Sergio

Cuando termino mis clases de magia me preparo para irme a casa. Tengo ganas de volver a ver a papá y a mi hermano Andrés. La condición para ir al colegio era poder volver a casa después de clases al atardecer. También estaba la posibilidad de quedarse interno,pero no me iba a acostumbrar. Bastante mal lo pasé cuando perdí a mamá cuando tan solo era un adolescente. Una enfermedad se la llevó cuando más la necesitaba.

Recojo los libros y los guardo en mi mochila. Me despido de la profesora con una sonrisa y salgo. Voy hacia la entrada y pienso en el bosque cercano a mi casa. Podría aparecer directamente en casa,pero me gusta dar un paseo hasta allí. Ver la naturaleza,escuchar los pájaros,pararme en un tronco y sentarme a leer un rato. Y eso precisamente hago en cuanto llego:busco algún lugar donde sentarme y saco uno de los libros de lectura de la mochila. Leeré un rato y me iré a casa. Lo prometo. No puedo estar toda la tarde y toda la noche leyendo el libro. Me tiene que durar o al menos intentarlo.

Relatado por Raquel

Hoy estoy haciendo una de las cosas que más odio,pero que tengo que hacer:planchar. A Alberto le gusta ir con las camisas bien planchas. Bueno,las camisas y todo el uniforme. Es policía nacional en una de las comisarías del centro de Madrid. ¿Por qué yo no trabajo? Porque no me deja. Dice que una mujer debe ocuparse de la casa,cuidar de su marido y de los hijos,si los tiene. Nosotros aún no tenemos hijos. Él quiere tener,pero yo quiero trabajar.

El teléfono suena. Dejo la plancha encima de la tabla y voy a cogerlo.

-¿Diga?-Raquel.
-Raquel,cariño,¿cómo estás?-pregunta mi madre.
-Bien,mamá-intento que no se preocupe y tirar de lo clásico,aunque esté agotada.

Estoy cansada de estar entre estas cuatro paredes,de hacer lo que él quiera,de aguantar sus desplantes h mal humor. Pero,evidentemente,esto no se lo digo a nadie.

-Se te oye cansada. ¿Ya sales a distraerte?-Mariví.
-Pues cuando puedo,mamá-Raquel.
-Y tienes que volver a trabajar-Mariví.

Porque antes sí trabajaba. Antes de conocerlo y al principio de la relación. De hecho lo conocí en la comisaría. Era mi jefe y me enamoré de él.

-Me estoy tomando un descanso para volver con las energías renovadas-Raquel.
-Eso espero,hija. Porque te noto apagada-Mariví.
-No te preocupes,mamá. Estoy bien-Raquel.

Intento acabar pronto la conversación por si vuelve Alberto. De hecho cuando oigo las llaves me despido de mi madre y vuelvo a la plancha. Como si hubiese estado planchando toda la tarde y no hubiese tenido ninguna distracción. Alberto saluda tras cerrar la puerta y se acerca a donde estoy yo.

-¿Aún estás así? Qué lenta eres,hija-Alberto.
-Hago lo que puedo-Raquel.
-Mañana hay una ceremonia en el cuerpo y necesito que me planches el traje de gala-Alberto.
-Enseguida-Raquel.
-Enseguida no,ahora-va elevando su tono de voz.

Pero en cuando me acerco a él para ir hacia la habitación,me acerca a él por la cintura. Se pone cariñoso,pero a mí no me apetece. Intento alejarme de él,pero no me suelta sino que me acerca más a él y me empieza a besar el cuello.

-Por favor,Alberto-le digo mientras lágrimas empiezan a caer de mis ojos-Dejame seguir planchando. Te voy a planchar el traje,tengo que hacer la cena.
-¡Eres mi mujer! ¡Me debes cariño y amor! Y será por las buenas o por las malas-su mirada se vuelve peligrosa-Y si tienes que quedarte a la noche planchando,te quedas.

Intento escapar,pero me agarra del brazo. Me aprieta fuerte. Tanto que me duele. Y cuando quiere suelta con brusquedad tirándome al suelo.

-Sabes lo que es esto,¿verdad?-me pregunta tocándose la pistola guardada en su lugar. Se acerca a mí para que la sienta.-Pues no me toques los cojones si no quieres que te meta un tiro. Y puedo hacerlo.

Me voy acercando a la pared para poder levantarme,pero recibo un puñetazo en el labio. Noto la sangre en mi labio inferior. Intento luchar con todas mis fuerzas para salir de ahí y alejarme de él,pero me tiene aprisionada. Y al final ocurre. Entre lágrima pido que pare,que acabe con esto. No me hace ni caso.

Después de haber aliviado sus instintos más básico,se retira de mí. Se levanta,se sube los pantalones y se sube la bragueta. Me mira desde su posición de superioridad.

Al verme liberada me levanto y me intento marchar a toda prisa. Sin embargo,me duele todo. Tengo heridas,magulladuras.

Me asusto cuando veo a Alberto saca su pistola y apunta hacia mi cuerpo. ¿Qué más quiere? me pregunto sin entender. Le hago todo lo quiere,aunque yo no lo quiera. Apenas salgo de casa si no es con él. Apunta a mi frente y sonríe de una manera maliciosa. Va bajando la pistola por mi cuerpo. Hay una distancia que nos separa,mas la bala llegaría si dispara. Me pongo a rezar en silencio.

El sonido de un disparo invade el lugar y provoca un pitido en mis oídos. ¿Me ha disparado? No miro mi cuerpo. Sólo me giro y miro la puerta. Veo que Alberto está limpiando la pistola. Esta es mi oportunidad. Me acerco a la puerta,agarro la manilla y pego un tirón para abrirla. Y entonces echo a correr por la calle. Hasta donde me lleven las piernas. O las fuerzas.

Por ti. Una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora