Por ti. Una historia de amor

Capítulo 4

Relatado por Raquel

El hombre me trae un cuenco de madera y me lo tiende. Miro el líquido interior. Es de un color rojo intenso. Llevo tanto tiempo sin probar bocado que me lo acerco a los labios y empiezo a beber. Miro a Suárez interrogativa.

-¿Esto es...?-Raquel.
-Por eso he traído pan-dice enseñándome una hogaza de pan-Para la primera vez es mejor comer pan. Luego te acostumbras.
-¿Cómo te vas a acostumbrar a...esto?-digo mirando el líquido con asco.
-Todos nos hemos acostumbrado. Tú también lo harás,te lo prometo-Suárez.

Me dedica una sonrisa tranquilizadora. Me transmite paz y de mis labios asoma una pequeña sonrisa. Creo que no va a estar tan mal este lugar. Hay que seguir adelante como se pueda. De modo que bebo del pequeño cuenco. Me viene una pequeña arcada,pero no vomito nada.

-Bienvenida-me dice Suárez ofreciéndome su mano.

La miro mientras me voy sorprendiendo que ya no me duele nada. Que tenía razón en lo de que podía salvarme. Y por partida doble:alejándome de Alberto y curando mis heridas. Cojo su mano y me levanto. Me acerco a él y le abrazo con impetú. Este abrazo significa todo.

-Gracias-digo sonriendo todavía en su abrazo.
-Ahora ya eres una de nosotros. No tienes por qué temer nada-Suárez.
-¿Y ahora qué voy a tener que hacer?-Raquel.
-Poco a poco irás aprendiendo nuestras costumbres. Y cuando estés preparada,le salvarás la vida a alguien. Pero tiene que ser alguien especial y que se lo merezca-Suárez.
-¿Yo soy especial?-pregunto sorprendida y con las lágrimas empañando mis ojos. Nadie me había dicho eso nunca.
-Si estás aquí es por algo. El bosque no deja entrar a cualquiera-Suárez.
-Pero yo nunca he sido especial para nadie...-me quedo en silencio recordando las palabras de Alberto. Siempre me menospreciaba,decía que era una inútil y que tenía suerte que él estuviese a mi lado.

Aparto la cara para que Suárez no me vea llorar. Nunca me ha gustado que me vean llorar. En parte porque me siento culpable y no quiero que nadie sienta lástima por mí. Pero Suárez me coge de la barbilla con delicadeza obligándome a mirarlo.

-Si te decía todo eso,no te merecía. Cualquiera que esté al lado tuyo,tendrá la suerte de tener a una mujer encantadora y guapa-Suárez.

Y entre lágrimas consigo sacar una sonrisa. Hacía mucho tiempo que no sonreía de verdad,una sonrisa que no fuese fingida.

Relatado por Sergio

Me percato que Andrés se ha quedado dormido. Con cuidado lo cojo en brazos y lo llevo a mi cama. Esta noche ninguno de los 2 merecemos dormir solos.

Con sigilo me acerco a la puerta y salgo de la casa. Me acerco donde está el cuerpo de papá. Hago aparecer un hoyo en el suelo y levanto poco a poco su cuerpo usando mis manos. Debo estar concentrado para que no se caiga. Pero una lágrima cae por mi mejilla. No puedo evitarlo. Hay una cosa que la magia no puede evitar:la muerte. Y me ha tocado con lo que más quería en este mundo. Tapo el agujero con una piedra. Me acerco a la lápida. El nombre lo pongo a la antigua usanza,sin magia. De modo que cojo una rama y lo unto en el barro.

Aquí descansa Jesús Marquina
1825-1885