Tres partes de destino (Parte II)

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Hubo tanto ruido que pensó que moriría. Lo partirían en mil pedazos, hasta que fuera imposible rearmarlo de nuevo.

Cállense.

Gemidos, sonidos inciertos, personas a su lado intentando controlar su incendio interno. Todo se había derrumbado, nada quedaba en píe. ¿Quién era él? ¿Cuál era su valía? ¿Qué significó todo lo que hizo? ¿Significó algo?

Cállenme.

Por favor.

Gritó. Sacudió los brazos que lo tomaban.

—SanDu ShengShou... —no podía ver. Sus ojos ardían, dolían. Quería arrancarselos.

—Esos desgraciados...

—¡Maldita sea, deberíamos...!

—¡Silencio!

Música, escuchó una melodía suave que intentó meterse bajo su piel.

No quiero, cállense, cállense. ¡Silencio!

—Lo lamento —¿Es Lan XinChen?

—Su guan.

—¿¡Cómo se atrevieron!?

¿De qué hablan?

Cállense, cállense, cállense.

Hubo luego silencio. Sobrevino una oscuridad sin calma, se quedó flotando en la inconsciencia.

.

.

.

Despertó tres días después. Su cabeza dolía y todo su cuerpo se sentía ajeno, extraño, anómalo. Al ponerse de píe, se dio cuenta de que nada tenía sentido a su alrededor. Su visión seguía desenfocada y había una hendidura en su pecho, un agujero que tragaba todas sus fuerzas, haciéndolo sentir hueco.

Abrió su túnica interior. Solo vio el lugar donde había un núcleo.

Un núcleo que no era suyo.

Un núcleo que era de Wei Wuxian...

Gritó.

Todo lo que estaba sobre la mesa cayó con la fuerza de su brazo. Se dejó caer de rodillas, apretó los dientes, sintió sal vertiéndose en sus entrañas.

Maldita sea.

No lo quiero, no lo quiero.

.

.

.

Tres horas más tarde. Las energías revoloteaban sin forma sobre sus meridianos. Se sentía desorientado, agotado, perdido.

—SanDu ShengShou.

—¿Qué ocurrió?

—Ya el banquete terminó hace varios días, nos encargamos de todo, SanDu ShengShou —vaciló, Jiang Cheng no miró otro lugar que no fuera el techo—. Estamos listos para recibir sus órdenes con respecto a la secta Lan.

—¿La secta Lan? —preguntó desorientado. Recordó haber escuchado un «Lo siento» de Lan XiChen.

¿Sería por su estúpida ceguera ante Jin GuanYao?

¿Por su hermano haber invadido un lugar sagrado para él sin su consentimiento?

—Por lo que hicieron... Su guan, líder Jiang.

—¿Qué pasó con mi guan?

—Lan Wanji se lo arrancó.

Ah.

Tres partes de destino y siete partes de valor (MDZS / TGCF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora