Capítulo 1 La despedida

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Ya el señor Juan había bajado mis cosas, mi cuarto se encontraba un poco desordenado ya que Marie había sacado todas las cosas importantes y metido en cajas o maletas. Mis libros ya no estaban en su estante, el closet abierto de par en par, vacío, con dos o tres vestidos que donarían a las personas necesitadas y por todo el suelo, perchas de madera con mis iniciales gravadas. La cama se encontraba en el mismo sitio de siempre, junto a la ventana que daba hacia el precioso bosque. Di unos cuantos pasos y me posicioné en frente de ese espejo que tantos recuerdos me trae. De verdad extrañaría esta casa, la inmensa biblioteca del abuelo, las recetas de Marie. Pero por otro lado, tendría mi libertad...Mi sosiego.

-Abril-me sacó de mis pensamientos esa voz más que familiar. La miré, ya tenía ojeras profundas. Se notaba el cansancio, en su rostro se plasmaba perfectamente todos estos días de órdenes hasta la madrugada.

-Marie, adelante no te quedes ahí-la invité sonriente, quería despedirme bien, no la vería en mucho tiempo. Ella entró despacio y nos sentamos en mi cama ya despojada de sus bellas fundas y sábanas.

-Todos te esperan princesa cazadora-sonreí, extrañaría ese apodo, un nudito apareció en mi garganta y los ojos me picaron.
-Abril-me hizo levantar la mirada-Ehh, vas a estar bien sólo no te metas con...

-Los Salvatore-terminé una frase que ya me sabía de memoria. Tal vez mi cara mostró algo de molestia o aburrimiento pero Marie dijo.

-Sé que te molestan muchas de las decisiones que toma esta familia pero te digo por experiencia propia que no tienes ni idea de lo que son capaces los Salvatore, lo mejor es que te mantengas al margen-Suspiré con cansancio y como hago siempre me levanté de un salto, coloqué mis manos en mi cintura, dije fuerte y claro.

-Tranquila no será la primera vez que esta famila me manipula a su antojo- finalicé con una sonrisa, como si lo que acababa de decir no fuera doloroso y como si lo que acababa de decir no me hubiera quitado el sueño varias noches.

Un día antes....

Todo estaba tal y como le gustaba a madre, la vajilla, la cubertería de plata sobre el perfecto mantel color crema, las servilletas a juego con el mismo, en el centro un hermoso arreglo de flores recién cortado por Benjamín, nuestro jardinero. Zumo de naranja recién exprimido, huevos duros, pan, chocolate y frutas perfectamente picadas. Según madre esto era un desayuno basado en la dieta mediterránea. El día era perfecto, en la noche había caído un poco de lluvia lo que dejaba un agradable olor a bosque mojado, se escuchaba el canto de las aves, algunas dignas de escuchar pero otras irritantes y bueno por ello madre decidió que desayunaríamos en el jardín. Todos comían en silencio a excepción de la pequeña Annie que compartía su desayuno con Duquesa" su perrita y en ese instante estaban entablando una conversación bien profunda donde Annie preguntaba y se respondía ella misma modificando su voz. Por unos minutos todo se mantuvo igual hasta que...

-Greg ¿Hablaste con tu hija?-le dijo el abuelo a papá con un tono frío , seco, pero no pude recordar si en algún momento de estas semanas habían tenido algún problema. (-El abuelo es impresionante) decía yo de pequeña, el abuelo me dedicaba mucho tiempo, me contaba cuentos, fábulas y gracias a él es mi pasión hacia la lectura. Con mis hermanos pasaba mucho tiempo también, pero ellos eran más apegados a nuestro tío abuelo Darwin ya que él los llevaba a hacer cosas no aptas para menores con el propósito de "hacerlos hombres". Recuerdo que una de las ocasiones que fueron de caza me llevaron con ellos-pocas veces me juntaban con los hombres pero ustedes saben -Por un día no pasará nada- Todos disparaban, mi tío Trevor era increíble no desperdiciaba una bala, en cambio mis hermanos disparaban fatal, cuando mi turno llegó, me dieron el rifle, me coloqué en la posición indicada por tío Darwin y tío Trevor -Fallará-dijo uno de mis hermanos, no respiré no me moví miré al gran conejo y apreté del gatillo, mi disparo fue efectivo pero la fuerza del disparo me hizo caer hacia atrás y golpear mi pómulo con el rifle. Me levanté eufórica y grité " LE Dí " cuando miré a todos y ellos me miraban boquiabiertos con las manos en la cabeza y no por mi gran logro, más bien fue por el morado que se me formaría en el pómulo y por la bronca que le echaría papá a todos. Conclusión, jamás me volvieron a llevar a cazar con ellos -Total, siempre me escapo- Mi vista cayó en papá, este suspiró y dio un largo trago a su café, se lamió los labios, pasó su mano por la barba y luego comenzó a hablar.

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