Feliz cumpleaños, Jakob Collins

Para todas aquellas personas que necesiten leer esto.

Sigue, siempre hacia adelante.

***

El mundo está plagado de sonidos.

Sonidos hermosos, desgarradores, susurros al viento, palabras de aliento o versos de un romance prohibido.

La realidad se teje entre melodías desconocidas e instrumentos imposibles de tocar, el cantar de los pájaros y la llamada de la brisa primaveral.

La vida suena.

Suena.

Y yo no puedo oírla...

Sé que fui capaz de hacerlo alguna vez, pero hace mucho tiempo que lo olvidé. Ya no recuerdo lo que se sentía al escuchar el timbre de las voces al mover los labios.

En ocasiones me imagino cómo sería captar de nuevo aquellos matices, cómo sería volver a hablar, a leer en voz alta, a comunicarme con los detalles irremplazables de un tono grave, una risa o un grito...

Sí, querría estar gritando cada segundo de mi vida.

Desearía no estar inmerso en una vibración constante, sintiendo que los sonidos llegan a mí como tirantes ondulaciones que hacen palpitar mi piel, como roces a una cuerda de guitarra que condensan el aire que me rodea, sin producir sonido alguno.

Duele no ser parte de esa realidad, duele tanto...

He pasado demasiados años ahogándome en este silencio atronador, siendo aplastado por su peso y siento que no puedo continuar un día más; un segundo más...

No pertenezco a este plano del mundo.

No encajaré nunca más en él.

Y por eso he tomado una decisión para encaminar mi propio futuro...

Mañana es 31 de octubre.

Mañana, cuando el reloj marque medianoche, cumpliré dieciocho años.

Mañana, como si fuera un poeta, le daré un final apropiado a mi obra. Casi parece que el destino hubiera hecho coincidir la Noche de Muertos con mi propio nacimiento...

Mañana.

Cuando ya no pueda soportarlo más.

Dejaré de escuchar el silencio...