1° CAPÍTULO

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Seiya y Diamante son amigos desde muy pequeños.

Compartieron muchas aventuras, todas ellas dentro y fuera del Palacio Negro; hogar en donde residía el pequeño Diamante.

Ambos se conocieron en una forma muy particular.

Cuando Diamante de tan solo 8 años se había perdido en el pueblo, un intrépido Seiya de a misma edad lo encontró.

El pelinegro curioso como todos los niños a edad, le pregunto porque estaba triste y temblando.

El pequeño Diamante, muy asustado le comento que se había perdido siguiendo a unos niños, que le habían prometido jugar con él.

Seiya, que no era ningún tonto, sabia quienes eran esos niños, y porque lo habían hecho.

Así que, divisando a todos lados, Seiya agarro la mano de Diamante y lo llevo a su casa de forma rápida.

Sus padres, al observar que su pequeño hijo, había llegado con un niño de ropas elegantes, le preguntaron de quien se trataba.

Seiya, simplemente les dijo que era su nuevo amigo y que estaba muy hambriento, ya que habían pasado toda la mañana jugando y no habían comido nada.

La madre muy enternecida por las acciones de su hijo, sirvió la comida para los niños, su padre al ver la buena voluntad de su familia, decidió dejar el trabajo en su taller y se fue a almorzar con ellos.

Pasaron las horas, y Diamante se quedo a dormir en la casa de Seiya.

Pero mientras el pequeño estaba en la casa de su nuevo mejor amigo, en el Palacio la situación era un caos, ya que el Príncipe no estaba en ningún lado.

Así que muy asustados fueron a buscarlo, pero solo habían encontrado una nota pidiendo una cuantiosa cantidad de dinero por su liberación.

Preocupados sus progenitores, pidieron a sus sirvientes de más confianza ir hacia el banco y sacar la cantidad demandaba.

Pero aquellos hombres no deseaban ir, ya que se ofrecieron en buscar al pequeño Príncipe ellos mismos.

Y así cuando se disponían a salir a buscar a Diamante, a la mañana siguiente.

El pequeño se había presentado en la puerta de su castillo, en compañía de Seiya y sus padres; pero no estaba con las mismas ropas que siempre usaba, sino que estaba con la humilde vestimenta de Seiya.

El padre del pelinegro, les explico que habían tenido que vestir así al pequeño porque no querían levantar sospechas en el pueblo.

A lo que los mayores habían entendido muy bien.

De pronto el pequeño peliblanco, comenzó a contarles todo lo que había pasado el día anterior.

Los padres de Diamante, se sorprendieron de la gran valentía que el pequeño Seiya había demostrado al salvar a su pequeño; así que en recompensa de lo que había hecho le dieron una gran caja llena de ropa, juguetes, muchas golosinas y también le dieron la entrada libre al Palacio, para que pueda jugar con el pequeño Diamante, a la hora que quiera y el día que deseara.

El menor había acepto muy feliz todo lo que le habían dicho y le habían dado.

Sus padres observaron a su hijo muy feliz.

Pero entonces, Diamante dijo que quería volver a comer la cena y almuerzo que la madre de Seiya había preparado.

La madre del peliblanco muy sorprendida observo a su hijo, y luego miro a la madre de Seiya.

La pelinegra mayor, muy tímida bajo la cabeza y pidió disculpas por la osadía que había tenido.

A lo que el peliblanco mayor, solo le dijo que no tenia que agradecer y fue entonces que ordeno que cada mes los padres de Seiya debían de recibir un cheque, provisiones de productos de primera necesidad y que, a partir de ese momento, todos los autos y demás equipo mecánico seria llevado al taller de la Familia Kou.

POR SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora