Capítulo 26

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Luego de aquel incidente, no recibí ningún mensaje por parte de Jungwon, y mucho menos una llamada. Pensé en escribirle antes que él, pero supuse que lo primero era disculparme por la torpe actitud que tuve y para eso debía hablarle cara a cara, no en línea. Así es cómo comencé a crear en mi cabeza miles de posibles escenarios en las que el pelinegro reaccionaría ante mi arrepentimiento, y no paraba de pensar negativamente. Era la peor con las palabras, así que consideré la opción de comprarle sus gomitas preferidas.

Me paré frente al salón, soltando un suspiro profundo y acomodando mi uniforme con el intento de liberar el nerviosismo que estaba cargando sobre mis hombros. Una vez que me sentí lista, me adentré a este y me dirigí hacia el escritorio que compartía con el muchacho del cual no paraba de pensar.

Se veía algo cansado, tal vez no había dormido muy bien durante la noche.

Imaginé que pudo ser la pequeña "discusión" el motivo de su insomnio, por lo que volví a sentir algo de culpa. Debía saludarlo y conversarlo de una manera sana.

Ese era mi pensamiento y lo que tenía planeado: saludarlo, disculparme y explicarme. Pero mi inconsciencia actuó antes que yo y dejé el paquete de gomitas que le había comprado arriba de su libreta, sin soltar alguna palabra.

Jungwon se quitó los auriculares que cubrían sus oídos para intercambiar miradas con los dulces y conmigo, a la vez que fruncía su ceño confundido. En mi caso, no lo pude ver ni siquiera a los ojos. Nunca había sentido tanta incomodidad con él y deseaba que esta situación acabase lo más antes posible.

— Jungwon... —
— Siéntate. — Me interrumpió.

Me acallé y senté a su lado, haciéndole caso.

— Lo siento. — Murmuré mientras miraba el escritorio.
— Lo sé. —

Giré mi cabeza extrañadamente hacia él. No había pensado en alguna respuesta parecida a esa y me estaba resultando difícil analizar lo que deseaba transmitirme con esas dos simples palabras.

— No pidas perdón. De todas maneras tienes razón, no somos nada oficial. — Alzó ambos hombros.

No pude ser capaz de decir algo al respecto. Su reacción fue tan desapercibida que me dejaba confundida y sin palabras.

Parecía no importarle para nada el asunto y tomó el paquete de gomitas. Lo rompió y tomó un osito para dirigirlo hacia su boca.

— Si te comes ese osito no te voy a hablar nunca más. —

Jungwon detuvo el movimiento de su brazo y cerró su boca inmediatamente. En un movimiento rápido, le quité el dulce de su mano antes de que cambie de opinión y me lo comí.

— En serio perdón. ¿Luego hablamos? — Miré el reloj que estaba a punto de anunciar el inicio de la primera hora de clase.

El pelinegro solamente asintió con su cabeza, miró hacia el frente y tomó mi mano suavemente, como si estuviera tratando de consolarme.

...

Jay posó su brazo sobre mi hombro, provocando que me exaltase y Jungwon lo mirara extrañadamente ya que estaba interrumpiendo nuestro tiempo a solas.

— Hyung, hoy te vuelves solo. — Susurró el menor.
— Ow... Casi lo olvido. — Quitó su brazo de mí, para luego limpiar el polvo de mi hombro. — Mucha suerte. — Dijo antes de marcharse.

Jungwon negó con su cabeza y comenzó a caminar una vez que el rubio se había distanciado lo necesario, así que seguí su paso sin decir nada.

Una tercera oportunidad | ENHYPEN's JUNGWONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora