¹ 𝔽𝕒𝕚𝕣𝕪 ⛲ ᴊᵃᶜᵒᵇ ʙˡᵃᶜᵏ

𝔽𝕒𝕚𝕣𝕪

Pocas hadas quedan aún en la tierra.
Viven entre nosotros asegurándose de que siga existiendo la armonía entre el hombre y la naturaleza.
Cada una nace con diferentes dones, unas manejan el agua, otras los animales, la luz del sol, etc.
Y cada clan tiene una reina, que las guía en todo para la armonía.

El ojo humano jamás ha visto una, y tampoco es que ellas se dejen ver ante ellos.
Pero aquellos que logran ver una tienen el privilegio de tener un deseo, este a cambio de que al cumplir su deseo se les borre los recuerdos de que alguna vez las conocieron.

Por naturaleza las hadas son cariñosas, tiernas, juguetonas, ágiles y tímidas.

Y Wendolyn no era la excepción, solo qué, a diferencia de las demás, a ella le interesaba conocer el mundo humano (ningun hada deseaba eso). Por lo que usó un antiguo encantamiento que se usaba para caminar entre ellos y aprender algunas de sus raras costumbres que servirían a ellas.

Ahí conoció a un joven llamado Eret.
Se hicieron inseparables, unidos por un hilo de amistad grande.

Sus amigas no la delataban, pues eso parecía que la mantenía más alegre y menos torpe en sus labores con la aldea.
Mas siempre, hay alguien que crea el caos. Y esta vez no fue de la mejor manera.

Un atardecer, ambos jóvenes jugaban a pasar sobre las rocas sin caerse en un lago. Eret no se iba a dejar intimidar por su amiga, así que cumplió su reto y siguió sus pasos. Hasta la mitad del camino todo iba bien, pero en la antepenúltima se resbaló. Su nuca golpeó con una piedra y...

Las cosas no fueron bien para la hadita.

Por esa razón terminó en un consejo con otros siete chicos en presencia del ángel Zadhiel, encargado de ayudar a aquellos desafortunados que mataban a alguien querido por accidente. Las misiones que les entregó, en especial a este grupo, fueron algo difíciles.

Cuidar de ciertos chicos cuyas vidas no eran las más fáciles. Tenían que estar con ellos hasta que los accesorios que les dieran brillaran intensamente de su color designado, lo cual indicaba que sus misiones acaban y ellos eran libres.

Al menos lo único que tenían de consejo eran sus animales espirituales y a ellos mismos. Porque si hablamos de sus misiones, era hablar de adolescentes torpes que ha cada momento se intentan suicidar, personas con mal control de la ira, etc.