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Qué sabréis de ella si nunca habéis besado sus susurros.
Ella no sabía caminar mirando al frente y se encontró con unos pies desconocidos al final del camino.
Qué me vais a contar que no sepa ya.
Y esos pies le pertenecían a la sonrisa que hubieran tenido sus hijos, y esas manos cuidarian sus ojitos de niña perdida que no ha pisado Nunca Jamás.
Y su boca besaría hasta quedarse sin saliva...
No sé si estaba enamorada, si saltó por amor a la adrenalina o por odio a la vida.

Dos pares de pupilas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora