[Renhyuck] Pan de muerto

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No se lo podía creer. Realmente no podía creer que estaba a tan solo un día de ver otra vez a su amado después de tanto tiempo, tantos meses fuera. Durante todo el verano había llorado por su ausencia, y, desde inicios del otoño, se había estado preparando para su vuelta, que había datado a principios de noviembre.

Estaban a 31 de octubre. Halloween. Y todo el pueblo se preparaba decorando las calles, sus casas, y llenando el ambiente de aromas de deliciosas comidas tradicionales de la festividad. Para Renjun no era distinto. Aunque es cierto que era muy popular entre los más jóvenes disfrazarse de algún personaje terrorífico e ir de puerta en puerta pidiendo golosinas, o tallar calabazas, él se había centrado sobre todo en la decoración de la casa y en hacer la comida. Quería que todo estuviera listo para la llegada de su novio.

Sabía que adoraba el pan de muerto, por lo que se había esmerado mucho en prepararlo él mismo con mucho cuidado y cariño. Ni siquiera estaba seguro de si llegaría en la noche del 31 al 1, o a lo largo del día siguiente, o incluso en la noche del día después, pero, por si acaso, él ya lo tenía todo preparado.

Puso la mesa para dos. Había comida para bastantes más, pero si resultaba sobrar algo, simplemente lo compartiría más tarde con sus amigos y vecinos. Ya era muy tarde, pero estaba desesperado por no cenar solo ni una noche más, por lo que esperó hasta la llegada de Donghyuck. Desde su casa, se escuchaba la animada música de la calle y de otras casas donde las familias ya estaban cenando, o habían terminado ya y estaban celebrando la fiesta.

Mientras Renjun retocaba algunas decoraciones, el sonido del timbre le hizo saltar y correr a abrir.

—¿Truco o trato? —preguntó un grupo de niños disfrazados, uno de calavera, otro de vampiro, otra de bruja y otra de momia. Renjun suspiró con decepción, pero aún así volvió dentro a por un puñado de caramelos que había preparado por si esto ocurría. No era una tradición allí, pero sabía que en los últimos años se había puesto muy de moda por la influencia de otras culturas.


Los niños le agradecieron por los caramelos, y se marcharon. El chico volvió a la mesa y se sentó, tomando uno de los panes que había preparado para probarlo. A estas alturas de la noche dudaba que Donghyuck llegase. Una lágrima se escapó y cayó por su rostro pálido.

—¿Comiendo sin mi? —Esa voz la reconocería a kilómetros de distancia, aunque hacía varios meses que no podía escucharla. Renjun dejó caer el pan sobre la mesa, y se giró hacia la puerta para ver al chico entrando y dejando sus cosas en el suelo. —. Menudo recibimiento, llego a saberlo y venía por Navidad —bromeó, pero el contrario no estaba como para reírse. Muchas más lágrimas salieron de sus ojos y ni se preocupó por tirar la silla mientras corría a abrazarle, agarrándole como si fuera a escaparse, y llenándole de besos ahí donde pudiese. En su cara, en su hombro, en su pelo; no le importaba.

—Hyuck —sollozó el mayor, con apenas un hilo de voz y como si intentase convencerse de que lo que estaba pasando no era un sueño.

—Sí, sí, ya lo sé. Anda, deja de llorar, ¿no quieres cenar conmigo? Se enfriará la comida —agarró con delicadeza su cara con una mano para que le mirase, y con la otra apartó las gotitas que la iluminaban. Renjun también colaboró en secarse las lágrimas, y asintió, corriendo a colocar la silla que había tirado y ofreciéndole un asiento.

Cuando ambos estuvieron en la mesa, Donghyuck empezó a comer lo que su novio había preparado con muchas ganas, pero el otro no comía, y solo le observaba con una expresión que mezclaba felicidad y angustia. 

—Junnie, deberías comer algo. ¿No me habías dicho que querías ganar peso y hacer más ejercicio? Si no comes no tendrás fuerzas y no vas a poder —le pidió, pasándole uno de los platos para que empezara a comer, pero Renjun lo hizo desganado. No tenía nada de hambre. De todas formas, al menor le pareció suficiente. —. Deja de pensar, y háblame de algo. No he venido para verte triste —le pidió, con su tono más suave y cariñoso para no hacerle sentir mal, ya que pretendía lo contrario.

—¿Que yo te hable de algo? No seas ridículo, eres tú el que tiene que hablarme a mi. Llevo meses sin escuchar tu voz —le echó en cara, y Hyuck rio, asintiendo.

—Tienes razón, ¿Y qué quieres que te cuente? —dijo el menor, con un trozo de pan de muerto en la boca todavía.

—No lo sé, cómo has estado, qué has hecho, en qué has pensado... Lo que se te ocurra —le sugirió, y el contrario asintió, pensando por donde empezar.

—He estado bien, pero te he echado mucho de menos. Puede que incluso más que lo que tú me has echado de menos a mi. He estado pensando en este momento todo este tiempo; el día que íbamos a volver a vernos, y haciendo una cuenta atrás de los días. Echaba muchísimo de menos comer lo que cocinas, y escuchar tu voz, o abrazarte... Renjun, por favor, deja de llorar —dijo el menor al darse cuenta de que sus palabras habían provocado al contrario volver a echarse a llorar.

—¡Es que no es justo! ¿Por qué demonios tienes que irte? —gritó Renjun, no pudiendo retener sus lágrimas una vez más. Ya se empezaba a notar la irritación en sus ojos por todas las veces que había roto a llorar.

—No grites, no vamos a conseguir nada con esto. No es justo porque tampoco es injusto, simplemente las cosas son así y debemos aceptarlo. Es muy duro para mi también, no creas que no... Pero tenemos que aprovechar al máximo nuestro tiempo juntos —trató de explicarle. Estaba preparado para seguir comiendo, pero decidió detenerse.—. Vamos, ya he terminado de comer, lo siento. Vamos a dormir —se levantó, mirando al mayor invitándole a seguirle.

—No quiero dormir —le respondió, mirándole todavía desde su asiento, con los ojos brillantes porque probablemente estaría a punto de llorar otra vez.

—Ten claro que si cada vez que estoy aquí vas a saltarte comidas y horas de sueño, no vendré —amenazó Donghyuck, porque quería que su novio se cuidase, y aunque evidentemente no iba en serio, provocó sus lágrimas.

—¡Deja de decir cosas así, idiota! —le gritó Renjun, levantándose con rapidez y corriendo a abrazarle, agarrándole tan fuerte que no sería capaz de escaparse. El menor le abrazó también, intentando calmarle.

—Entonces ven conmigo a dormir —habló en voz más baja, y, aunque tardó en contestar, Renjun asintió y fueron a la cama.

Quedaba todavía comida en la mesa, y decoraciones sin limpiar, pero no les importaba a ninguno de los dos. Una vez acostados, Hyuck abrazó al mayor mientras lloraba, y él le susurraba que dejara de hacerlo, y que todo iba a estar bien, y que no había motivos para estar triste. Pero Renjun no le creía, porque sabía qué día era.

Sabía que si se dormía, mañana por la mañana su novio ya no estaría ahí. Que no podría verle, ni abrazarle y apenas notar su presencia. Que desde hace meses ya nada era lo mismo y jamás lo sería. Y tendría que esperar un año para volver a poder pasar apenas unas horas con el chico al que amaba, porque era el día de difuntos. 


Nota de autora
Si queréis pedir o sugerir cualquier tema o ship para el siguiente one-shot, podéis hacerlo en comentarios o por mensaje

Especial de halloween???? idk solo sé que llevo mil años sin publicar y doy asco y no hago nada, pero os quiero mucho y espero que os haya gustado :((( <3




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