—¿De qué estás hablando?- —pregunté con miedo.
—No estoy muy seguro de lo que ocurre aquí, por eso te necesito —dijo él con seriedad.
—¿Por qué? ¿Por qué yo?
Aitor soltó una risa suave. —Tengo buenos ojos. En este lugar todo es así, ni siquiera la intuición es una herramienta. Por eso necesitamos algo tangible, real.
—¿Perdón? ¿Necesitamos? —solté yo. Cada palabra que decía ese hombre me parecía una locura.
Salté impulsivamente de la cama y corrí hacia la puerta, pero el me detuvo con su mano.
—Creo que tú, eres la clave —dijo suavemente, casi susurrando.
—¿Ah sí? Pues lamento informarte que ya estoy lo suficientemente cansada de las locuras de este lugar, como para que ahora un desconocido me considere una herramienta para sacar a la luz misterios, por puro capricho. Me voy de aquí —espeté.
Aitor sujetó mi mano con mayor firmeza que antes, y pude ver que en sus ojos brillaba una luz pletórica de desconcierto, como si buscase, en el rincón más profundo de sus pensamientos, la mejor manera de hacerme aguardar.
—Te pido que me entiendas —dijo al fin—. No puedo explicarte todo, porque si lo supiera, no te retendría en esta cabaña. Pero, está bien si no quieres, no pienso obligar a una chica a seguirme, estaría en contra de mis principios. —Soltó muy despacio mi mano.
Clavé mis ojos en él y no pude despegar la mirada. Sentía que quería ver cada gesto, cada expresión de su rostro. Pero eso solo hizo que mis ansias de salir de allí aumentaran, así que aparté de golpe la mirada y corrí hacia la puerta. A mitad de pasillo sentí de nuevo su voz.
—Recuerda que ahora eres una fugitiva, y no cualquier fugitiva, sino la que probablemente sea la única persona en la faz de la tierra que tenga el poder de cambiar las cosas.
Punto y seguido...
ESTÁS LEYENDO
La llave de Némeri.
RomanceMi nombre es Amaia French, y esta es la historia de cómo conocí al famoso ladrón de Némeri: Drako.